jueves, 17 de diciembre de 2015

¡FELIZ CUMPLEAÑOS PAPA FRANCISCO!


Las hermanas Misioneras Combonianas damos gracias a Dios por el don de tu vida y por la alegría que nos ha dado a la Iglesia teniéndote como Pastor universal.  
Papa Francisco, el Señor te bendiga y te proteja; haga resplandecer su rostro sobre ti y te conceda su favor; que el Señor te mire con benevolencia y te conceda la paz. Num. 6,22.


FELIZ CUMPLEAÑOS SANTO PADRE FRANCISCO

Cada 17 de diciembre, desde hace 79 años, se celebra el cumpleaños del Papa Francisco y en esta ocasión les compartimos una breve oración que se puede rezar en familia, grupo, comunidad o de manera personal para pedir por el Santo Padre.

Oración
Dios Padre, te doy gracias por nuestro hermano Jorge Mario Bergoglio, actual Papa Francisco, y de manera especial en este día que le has permitido cumplir un año más de vida junto a tu Iglesia peregrina.
Te pido que le des más años junto a nosotros, según sea tu voluntad,
para que pueda seguir compartiendo tu amor en el mundo
y así cumplir fielmente con la importante misión que le has encomendado al servicio de tu pueblo.
Derrama sobre él tu Espíritu Santo y concédele aquellos dones que necesita para que sea tu mensajero de paz y de concordia entre las naciones.
Guíalo donde quiera que se encuentre y consuélalo cuando se sienta desanimado o triste.
Haz que crezca en santidad en el misericordioso Sagrado Corazón de tu Hijo Jesús
y que la Virgen María lo auxilie cada día con su manto protector.
Amén.

miércoles, 16 de diciembre de 2015

UN MOMENTO HISTORICO EN PARIS: UN TIEMPO PARA ALEGRARTE, UN TIEMPO PARA SEGIR VIGILANTE


Por primera vez en la historia, los gobiernos del mundo llegaron a un acuerdo para actuar juntos en torno al cambio climático. El sábado pasado, el Acuerdo Climático de París fue firmado por 195 países que se comprometen a poner fin a la era de los combustibles fósiles con un objetivo a largo plazo para reducir las emisiones a cero y con una revisión periódica de los compromisos nacionales cada cinco años. 


Este es un momento histórico

Así como la vela rosada en nuestra corona de Adviento nos ofrece un momento para alegrarnos mientras esperamos a Cristo, también nosotros damos gracias por este punto de inflexión en la respuesta mundial a la crisis ecológica que el Papa Francisco ha pedido en su encíclica Laudato Si'

En particular, celebramos el objetivo del acuerdo para mantener el aumento de la temperatura global por debajo de 1,5 °C. La Petición Católica por el Clima que has promovido, reenviado y twitteado ha sido la ÚNICA campaña que defendió la meta de 1,5 °C. Este objetivo, apoyado por el Vaticano, se consagró en el acuerdo y ahora es el instrumento mediante el cual los gobiernos llevarán sus cuentas (así dijo Bill McKibben en un artículo reciente) y la demanda para mantener a los combustibles fósiles en el suelo para la transición a un mundo impulsado por energías renovables .

Tu trabajo contribuyó a este tan ambicioso compromiso a través de las 900.000 firmas que presentamos a los órganos políticos más altos de la COP21 incluyendo el presidente francés Hollande, a la jefe de clima de la ONU, Christiana Figueres, y localmente a los gobiernos de los Estados Unidos, Reino Unido, Australia e Irlanda.

Gracias por ser parte de este importante esfuerzo por la Petición.

Si bien reconocemos el importante cambio en la política climática, también reconocemos que el Acuerdo de París tiene muchos agujeros que perpetúan la injusticia climática. Problemas de financiamiento climático para los países en desarrollo no se abordan plenamente. Fueron excluidos términos  derechos humanos (leer más aquí). Además deja de lado los aspectos prácticos de cómo nuestros gobiernos van a alcanzar sus ambiciosos objetivos, teniendo en cuenta que sus planes climáticos actuales están muy lejos de lo que necesitamos con urgencia.

Este Domingo, el Papa Francisco remarcó los resultados de la COP 21: “Deseo que sea dada una atención a las poblaciones más vulnerables, exhorto a toda la comunidad internacional a seguir en el camino tomado en el signo de una solidaridad que se vuelva siempre más operativa.”

Mientras todo está aún fresco frente a las posibilidades del Acuerdo sobre el Clima de París, tomamos este tiempo para volver a comprometernos con la justicia climática para asegurar que los pobres y vulnerables están protegidos de la alteración del clima. Mirando hacia adelante, el MCMC trabajará presionando a nuestros gobiernos y corporaciones a ser responsables de la reducción de emisiones de carbono y las promesas financieras que hicieron en París.

sábado, 12 de diciembre de 2015

¡FELIZ FIESTA DE LA VIRGEN DE GUADALUPE!


(www.aciprensa.com)
“No se entristezca tu corazón… ¿Acaso no estoy yo aquí, que soy tu Madre?”, le dijo la Virgen de Guadalupe al afligido Juan Diego un 12 de diciembre de 1531. Ella, la Emperatriz de América y Patrona de México, quiso dejar su imagen desde ese día en una sencilla “tilma” como señal del Amor de Dios para creyentes y no creyentes.

La historia de la Virgen del Tepeyac
Solo diez años después de la conquista de México, los misioneros tenían poco éxito en la evangelización y conversión de los nuevos pueblos, en gran parte por el mal ejemplo de los que llamándose cristianos, abusaban de los nativos.

El 9 de diciembre de 1531 la Virgen se le apareció a un humilde indio, convertido al cristianismo, llamado Juan Diego, en un lugar denominado Tepeyac. María se presentó como “la perfecta siempre Virgen Santa María, Madre del verdadero Dios”.

La Reina del Cielo le encomendó que en su nombre le pidiese al Obispo Capitalino, el franciscano Juan de Zumárraga, la construcción de una Iglesia en el lugar de la aparición.

El Obispo no aceptó la idea y la Virgen le pidió que insistiera. Al día siguiente, Juan Diego volvió a encontrar al Prelado, quien lo examinó en la doctrina cristiana y le pidió pruebas objetivas del prodigio.

El martes 12 de diciembre, la Virgen se le presentó y consoló a Juan Diego diciéndole “No temas…”  porque su tío ya estaba curado. Luego lo invitó a subir a la cima de la colina del Tepeyac para que recogiera flores y se las trajera.

A pesar de la estación invernal y la aridez del lugar, San Juan Diego encontró flores muy hermosas y la colocó en su “tilma”. La Virgen entonces le mandó que se las presentara al Obispo.

Estando frente al Prelado, el Santo abrió su “tilma” y dejó caer las flores. En el tejido apareció la imagen de la Virgen de Guadalupe y el Obispo y demás presentes cayeron de rodillas con gran asombro. Luego el Obispo pidió perdón.

Al día siguiente fueron al monte del Tepeyac, donde de inmediato la gente se ofreció para elevar el templo. Juan Diego pidió permiso y fue presurosamente a ver a su tío Juan Bernardino, que había estado muy grave de salud, y al llegar vio que su pariente estaba recuperado.
Allí Juan Diego le contó lo sucedido y el tío respondió diciendo que la Virgen también se le había aparecido y que Ella le había pedido que contara lo de su curación al Obispo.
Con el manto, la Virgen trajo reconciliación entre nativos y españoles porque con los símbolos que allí aparecen, las dos culturas podían entender perfectamente el mensaje del Cielo. De igual modo, les ayudó a comprender que la fe cristiana no es propiedad de nadie, sino un don de amor para todos.

En los 7 años después de las apariciones, hubo una conversión de 8 millones de nativos. Lo que es un promedio de 3 mil hombres diarios y que hace recordar a la predicación de San Pedro en el día de Pentecostés, en el que también se convirtieron 3 mil hombres aquella fecha.

Cada año se acercan a la venerada imagen alrededor de 20 millones de fieles y en el día de su fiesta, se calcula que casi tres millones acuden al santuario.

“Mucho quiero, ardo en deseos de que aquí tengan la bondad de construirme mi templecito, para allí mostrárselo a ustedes, engrandecerlo, entregárselo a Él, a Él que es todo mi amor, a Él que es mi mirada compasiva, a Él que es mi auxilio, a Él que es mi salvación”, dijo la Virgen de Guadalupe a San Juan Diego.

“Porque en verdad yo me honro en ser madre compasiva de todos ustedes, tuya y de todas las gentes que aquí en esta tierra están en uno, y de los demás variados linajes de hombres, mis amadores, los que a mí clamen, los que me busquen, los que me honren confiando en mi intercesión. Porque allí estaré siempre dispuesta a escuchar su llanto, su tristeza, para purificar, para curar todas sus diferentes miserias, sus penas, sus dolores”, añadió la Madre de las Américas.


martes, 8 de diciembre de 2015

EL PAPA FRANCISCO ABRE LA PUERTA SANTA Y DA INICIO AL JUBILEO DE LA MISERICORDIA


https://www.aciprensa.com

Al término de la Santa Misa que celebró esta mañana en la Plaza de San Pedro con motivo de la solemnidad de la Inmaculada Concepción, el Papa Francisco abrió la Puerta Santa de la Basílica de San Pedro para dar inicio al Jubileo de la Misericordia.
Después de la comunión, los obispos concelebrantes en la Santa Misa iniciaron la procesión hacia el atrio de la Basílica, donde se encuentra la Puerta Santa. A un lado, esperaba sentado el Papa emérito Benedicto XVI.

El Santo Padre fue el último en añadirse a la procesión, y una vez llegó al atrio se detuvo para saludar con afecto a Benedicto XVI. Después se situó delante de la Puerta Santa, se detuvo y dio inició al rito de apertura.

“Oremos: Dios, que revelas tu omnipotencia sobre todo con la misericordia y el perdón, dónanos vivir un año de gracia, tiempo propicio para amarte a ti y a los hermanos en la alegría del Evangelio. Continúa a infundir sobre nosotros tu santo Espíritu, para que no nos cansemos de dirigir con fidelidad la mirada a Aquel que hemos traspasado, tu Hijo hecho hombre, rostro resplandeciente de tu infinita misericordia, refugio seguro para todos nosotros pecadores, necesitados de perdón y de paz, de la verdad que libera y salva. Él es la puerta a través de la cual venimos a ti, fuente inagotable de consolación para todos, belleza que no conoce el ocaso, alegría perfecta en la vida sin fin”.
“Que interceda por nosotros la Virgen Inmaculada, primer y espléndido fruto de la victoria pascual, aurora luminosa de los cielos nuevos y de la tierra nueva, aterrizaje feliz de nuestra peregrinación terrena”.

“A ti, Padre Santo, a tu Hijo, nuestro Redentor, al Espíritu Santo, el Consolador, todo honor y gloria por los siglos de los siglos. Amén”.
A continuación el Santo Padre se acercó a la Puerta Santa y pronunció la siguiente fórmula:
“Es esta la puerta del Señor: Por ella entrarán los justos. Abridme las puertas de la justicia: Entraré para dar gracias al Señor. Por tu gran misericordia, entraré en tu casa, Señor: Me postraré hacia tu templo santo”.

Luego abrió la puerta y permaneció unos instantes en oración mientras se escucharon los aplausos de los fieles congregados en la Plaza de San Pedro. Entró solo, y después entraron algunos concelebrantes y representantes de religiones y fieles laicos.
Benedicto XVI también entró acompañado de su secretario y Prefecto de la Casa Pontifica, Mons. Georg Gänswein, y volvió a saludar a Francisco. Fue el primer peregrino en cruzar la Puerta Santa tras el Papa.

Después, el Papa se dirigió al Altar de la Confesión mientras el coro cantaba el Himno del Año Santo de la Misericordia.

Delante del Altar dijo:
“Padre Santo, rico de misericordia y grande en el amor, te alabamos con todo el corazón, y te damos gracias por la sobreabundancia de tus dones. Míranos, que en este día hemos abierto la Puerta Santa y felices hemos dado inicio al tiempo jubilar”.

“Concede, te pedimos, a todos aquellos que pasarán por la Puerta de la Misericordia con el alma arrepentida, renovado compromiso y filial fidelidad, de tener una viva experiencia de tu ternura paterna y de recibir la gracia del perdón para testimoniar, en palabras y en obras, el rostro de su misericordia, Jesucristo nuestro Señor, que vive y reina en los siglos de los siglos. Amén”.
Después, el Papa Francisco dio la bendición y concluyó la solemne celebración