sábado, 28 de enero de 2017

LOS OBISPOS DE MÉXICO PIDEN "RESPETO AL MIGRANTE" ANTE LA CONSTRUCCIÓN DEL MURO

El muro ya existente entre San Diego - Tijuana (Foto Wikicommons)
(ZENIT – Roma).- Los obispos de México levantan su voz, poco después de que lo hicieran los estadounidenses, retomando parte del comunicado de ellos, para expresar rechazo y dolor, y precisar que la construcción del muro hará que “muchas personas que viven su relación de familia, fe, trabajo o amistad, quedarán bloqueadas aún más por esta inhumana interferencia”.

A continuación el texto completo:

Con profundo dolor, a través de los medios de comunicación recibimos la noticia sobre la orden ejecutiva que el  Presidente de los Estados Unidos de América, Donald Trump, firmó para dar inicio a la construcción del muro fronterizo.

Los Obispos de la frontera norte de México y la frontera sur de Estados Unidos, hemos venido trabajando, desde hace más de veinte años, por la mejor atención a los fieles que habitan dos países hermanos, enmarcados propiamente en una sola ciudad; comunidades de fe atendidas por dos Diócesis (como Matamoros y Brownsville, o Laredo y Nuevo Laredo, por ejemplo).

Lo primero que nos duele es que muchas personas que viven su relación de familia, fe,  trabajo o amistad, quedarán bloqueadas aún más por esta inhumana interferencia.

Unimos nuestro pensar y sentir a lo expresado por  el Obispo Joe Vasquez, Presidente del Comité de Migración de la Conferencia del Episcopado Americano (USCCB) y Obispo de la Diócesis de Austin, quien declaró:

“Estoy desalentado porque el Presidente (Donald Trump) ha priorizado la construcción de un muro en nuestra frontera con México. Esta acción pondrá las vidas de inmigrantes innecesariamente en peligro. La construcción de ese muro sólo hará que los migrantes, especialmente las mujeres y los niños vulnerables, sean más susceptibles a los traficantes y contrabandistas. Además, la construcción de tal muro desestabiliza a muchas comunidades llenas de vida y bellamente interconectadas que habitan pacíficamente a lo largo de la frontera. En vez de construir muros, en este momento, mis hermanos obispos y yo seguiremos actuando a ejemplo del Papa Francisco. Queremos construir puentes entre personas, puentes que nos permitan romper los muros de la exclusión y de la explotación”.

Como Iglesia que camina en México, seguiremos apoyando cercana y solidariamente a tantos hermanos nuestros que provienen de Centro y Sudamérica, y que van en tránsito a través de nuestro país hacia los Estados Unidos. Expresamos nuestro dolor y rechazo a la construcción de este muro, e invitamos respetuosamente a hacer una reflexión más profunda acerca de los modos como puede procurarse la seguridad, el desarrollo, la activación del empleo y  otras medidas, necesarias y justas, sin provocar más daños de los que ya sufren los más pobres y vulnerables.

Pedimos a nuestras autoridades que en los diálogos y búsqueda de acuerdos con los Estados Unidos, aboguen por caminos justos, que salvaguarden la dignidad y el respeto a las personas, sin importar su nacionalidad, credo y, sobre todo, apreciado la riqueza que aportan en su búsqueda de mejores oportunidades de vida. Cada persona tiene un valor intrínseco e invaluable como hijo de Dios.

Respetamos el derecho del gobierno de los Estados Unidos de cuidar sus fronteras y sus ciudadanos, pero no creemos que una aplicación rigurosa e intensiva de la ley, sea la manera de alcanzar sus objetivos, y que por el contrario estas acciones son generadoras de alarma y temor entre los inmigrantes, desintegrando muchas familias sin mayor consideración.

Que nuestra Madre de Guadalupe, Emperatriz de toda América, acompañe a quienes tienen la responsabilidad de las negociaciones en ambos países, y que Ella, “la que está mirando bien a todas las naciones” (Nican Mopohua), brinde consuelo y protección a nuestros hermanos migrantes.



+ Guillermo Ortiz Mondragón
Presidente de la Dimensión Episcopal de Movilidad Humana de la CEM
y Obispo de Cuautitlán.

+Alfonso G. Miranda Guardiola
Secretario General de la CEM
y Obispo Auxiliar de Monterrey.

martes, 24 de enero de 2017

ÁFRICA/SUDAN DEL SUR - "AYUDADNOS A SOCORRER A MILES DE DESPLAZADOS ACOGIDOS EN LA MISION DE RIIMENZE": LLAMAMIENTO DEL OBISPO DE TOMBURA-YAMBIO

Juba (Agencia Fides) - “Pido ayuda para 7 de las 22 parroquias de mi diócesis que se han visto
afectadas por la violencia que asola la zona”, dice a la Agencia Fides Su Exc. Mons. Eduardo Hiiboro Barani Kussala, obispo de Tombura-Yambio, en Sudán del Sur, donde el conflicto entre el presidente, Salva Kiir, y el ex vicepresidente, Riek Machar, ha desencadenado una serie de conflictos étnicos en diferentes partes del país.

Entre estas zonas está la de Tombura-Yambio donde - según lo explicado por Mons Kussala – los actos de violencia estallaron cuando, alrededor del 28 de diciembre del 2016, los militares del SPLA (Movimiento de Liberación del Pueblo de Sudán, formación de guerrilla de Kiir que se ha convertido en el ejército regular de Sudán del Sur después de la independencia en 2011) fueron atacados en la carretera hacia Ibba por unos jóvenes armados. Según fuentes no oficiales, en la emboscada, los militares del SPLA han perdido una cantidad significativa de dinero y personal clave de sus altos mandos; este hecho ha provocado que los soldados del SPLA se vuelvan extremadamente agresivos y enojados. La gente dice que han mandado un helicóptero especial desde Juba para recoger a los muertos.

“Lo que ha ocurrido después ha sido una verdadera catástrofe humanitaria - dice Mons. Kussala. -. Los militares del SPLA han perseguido a los que los habían asaltado alrededor de Yambio, en la carretera de Maridi. Por esta razón muchos civiles se han visto envueltos en el tiroteo o intencionalmente asesinados por los militares. No se puede saber el número exacto de muertos a través de las organizaciones humanitarias, y nosotros mismos en la diócesis no disponemos de datos fiables, ya que es muy difícil llegar a las zonas afectadas”.

“Nuestra diócesis, junto con otros organismos de asistencia, coordinada por la Comisión Municipal que se ocupa de las ayudas, está registrando a los desplazados a los campos de refugiados en la Yambio Primary School, donde algunos han encontrado acogida”, dice el Obispo. La mayoría de los desplazados han perdido todos sus suministros de alimentos, mientras que sus casas han sido quemadas o saqueadas.

En la estación misionera Riimenze, Nuestra Señora de la Asunción, miles de desplazados han encontrado refugio en la misión. Mujeres, niños y ancianos están durmiendo en la iglesia y en las aulas. Su número aumenta cada día, porque la gente que puede hacerlo abandona el bosque y llega a la misión.

Mons. Kussala pide que se envíe ayuda a estas personas. “Cualquier donación para apoyar a la población de Riimenze será recibida con aprecio y gratitud. Yo mismo he vivido durante dos años en esta parroquia y conozco personalmente a muchos de ellos. Es muy doloroso y siento una profunda tristeza en mi corazón al ver tanta violencia y sufrimiento impuesto a estos inocentes”, concluye el Obispo. (L.M.) (Agencia Fides 21/1/2017)

ETIOPIA - ¡UNA HISTORIA QUE TERMINA BIEN!

Comparto con vosotros una bella experiencia reciente.  Una mujer joven huésped de nuestra casa-refugio ha vuelto con su familia de origen.

Salimos, Sor Manna Berhe y yo, de mañanita, con un coche todo-terreno y un querido amigo que nos hecho de chófer y acompañante experto del país.   A más de  600 km de camino hacia el norte… no teníamos claro a donde dirigirnos; la mujer en cuestión, enferma mental, tenía dificultad a darnos indicaciones claras. Hacía más de 20 años que faltaba de su casa. Durante estos años había vivido en Addis Abeba, trabajado en alguna familia pero,  al enfermarse había estado literalmente echada a la calle.  

Después de un período de recuperación psico-físico en la casa-refugio, era hora de que volviese a entrar en la sociedad, pero, ¿cómo hacer? ¿Cómo dirigirla a lugares seguros donde no fuera abusada de nuevo…?

Por largo tiempo hemos vivido en la incertidumbre sobre el modo de hacer. Pensando que el regreso a su familia sería la mejor decisión para nosotras y para ella, el 20 de diciembre nos hemos puesto en viaje con gran esperanza, y con sus pocas y fragmentarias indica-ciones hemos llegado al pueblo donde sus padres viven todavía. El lugar es remoto, situado sobre un monte que se abre    como por encanto sobre una llanura,  lejos de la ciudad subyacente, lejos de cualquier forma de la llamada civilización ... Pero, ¡qué  paz, sereni-dad, sencillez de la vida! 

Los padres, incrédulos y llenos de miedo, no querían acercarse; para ellos, nos confiaron después, su hija estaba ya muerta, no la habían visto ni oído hablar de ella en muchos años… Pero ahora, ¡allí estaba antes sus incrédulos ojos!  Alegría, emoción... El papá se arrodilló dando gracias a Dios y a los que habían reconducido a su casa a su hija  Etat, Alem para nosotras en Addis Abeba.

Queridas, tendría mucho más que que deciros, mucho más, pero os dejo imaginar no solo la alegría de esos padres sino también nuestra alegría y emoción, ¡cuanta alegría da el vivir para nuestros hermanos y hermanas más abandonados y vulnerables.   

 Sr. Angela Mantini (SMC)

ECUADOR: DESDE LAS LADERAS DEL CAYAMBE EL TERRITORIO Y LA ANCIANA CAMPESINA

(fuente vita nostra enero 2017)



(El Cayambe es un volcán del Ecuador situado en la Cordillera Central,
subgrupo de los Andes. Se encuentra en la provincia de Pichincha a unos 70 km al noroeste de  Quito. Es la tercera montaña en orden de altura de Ecuador. Mide 5.790 m, su última erupción fue en el 1786).

Para descubrir el sentido y la profundidad de las experiencias que he vivido, he querido antes volver a pensarlas y meditarlas , y ahora, 2 de enero del nuevo año 2017, las comparto. La Navidad ha pasado, pero permanece viva en nosotras, en la gente sencilla, en los numerosos niños encontrados en este mes de diciembre en varias regiones del país. 

Mientras nos acercamos a la casa más pobre de esta comunidad andina, los perros ladran, una vaca muge, dos gallinas escapan, se acerca un gatito blanco y… a la entrada del patio a un ternerito de piel negra extendido en el suelo. Tiene los ojos abiertos. “Está muerto” dicen los niños que me acompañan.   “¿De frio?” pregunto yo, dado que estamos a más de 3.500 m. de altura y, si la familia que vive allí tiene una barraca en lugar de una casa, ciertamente no  habrá mucho refugio para los animales.   “¡Puede haberlo matado un lobo!” comenta un niño; y esto podría ser verdad.
Finalmente sale Giorgina, la niña que ahora tiene 13 años y que co-nocí cuando tenía 10. A la misma pregunta sobre la muerte del ter-nerito, responde: “No tenía mamá”. “Debe haber muerto en el parto” añade enseguida Erika, otra de las niñas que había venido conmigo y que, como todos los niños de esta sierra, conoce los sufrimientos y realidades de la gente y también de los animales. 

Giorgina tiene solo una camiseta y los pies desnudos en las sandalias de goma… pero está alta; tiene una carita redonda, los ojos tristes y las mejillas quemadas por el frío. Le pregunto si todavía va a la escuela y me dice que si. Está en el tercer grado y, como los demás estudiantes, camina y camina, en el frio de las 5,30 de la mañana para llegar a tiempo a la escuela.  El mismo camino al regreso pero subiendo y, con tres hermanos, uno mayor y dos más pequeños. Algunos niños van y vienen con el autobús que cuesta 10 céntimos de dolar y que, multiplicado por cuatro, ida y vuelta, es un lujo impo-sible.  
Les dejamos una bolsa con cuatro panes, dos libras de arroz, una de azúcar, dos latas  pequeñas de atún y una de sardinas que hemos comprado en la única tienda, una cooperativa que han abierto Hace poco cerca de la Casa comunitaria.  

En la media hora que estuvimos allí, hicimos una oración y algunos cantos navideños, mientras que se ponía el sol y aire se volvía hela-do. Un niño con una gorrita roja que hojeaba una revista  que les había dado a los mayores  y también a él, porque me había dicho que sabía leer, le preguntaba con curiosidad a  algunos de sus compañeros: ¿Qué está escrito aquí? Y aquí? Y aquí? Hasta que, a un cierto momento, durante el camino, me tira de la chaqueta y me dice: “¿Porque no venís mas a menudo? ¡Queremos aprender a leer, a cantar, a rezar! ”  Y ha sido el mismo niño que, cuando he dicho: “Recemos por un papá de 38 años que está enfermo de cáncer” ha exclamado: “¡Que viva, que viva, Jesús haz que viva!”

También me ha impresionado, cuando, durante el camino ha pre-guntado: “¿Que día es hoy, sábado?” “No, mañana es sábado!” “Oh, entonces mañana por la noche viene mi papá! Ojalá venga, me hace mucha falta!” Otras dos niñas y un niño, han expresado también, con distintas palabras,  el deseo de que para Navidad volviese a casa su papá.  “¿Quien sabe si vendrá? Hace mucho que no llama, Trabaja muy lejos! Hace ya tres meses que nos ha dejado… no sabemos donde está!”
Luego, con la sencillez típica de estos niños, Jessica dice: “Que tris-teza! Que triste es vivir así, sin casa. Giorgina me contó que el dinero para la casa lo ganan, pero el papá bebe y… así no se consigue nunca construir una”.

La zona es agrícola, con plantaciones de cebollas, patatas, mellocos (tubérculos andinos) y otros productos que comercializan en los mercados de la capital. Las mujeres trabajan organizándose en cooperativas y hay un cierto progreso en la población que desde hace unos quince años se ha vuelto casi toda evangélica-protestante.
Y así, también esta tarde, y sobre todo en estos encuentros, además de la novena celebrada cada día con varias familias y niños en distintos caseríos, ayudamos a vivir el verdadero sentido de la Navi-dad. 

Tomo el último autobús que baja de esta  comunidad, la más alta de la zona (3.544 m.), a Buena Esperanza donde he pasado la semana y, después de la novena de  esta tarde, donde entre otras cosas he cantado “Tu scendi dalle stelle”, con la catequista programamos para el día siguiente la visita a la tía de su mamá, una anciana muy simpática que he conocido durante la semana santa. Me había im-presionado la fe de esta mujer vivísima de 84 años, que casi no conseguía caminar y sin embargo subía al autobús para ir al pueblo a la Misa. 
Eran las cuatro y media de la mañana, cuando la catequista, pasando cerca de la casa de la tía para ir a ordeñar las vacas al monte, ha visto la luz encendida y la puerta abierta: la tía acababa de pasar a mejor vida, serena, consciente y después de hacer varias recomen-daciones a sus hijos.  
Morir en Navidad puede parecer fuera de tiempo y de lugar, incluso para el ternerito que “no tenía mamá”. Y para tantos niños en situa-ciones dramáticas tan lejanos de nuestras Navidades. Y sin embargo la familia de la catequista aceptó el deseo de la anciana de alcanzar a su marido fallecido algunos años antes. Y ni siquiera para el párroco que tiene 40 comunidades de servir,  ha sido un problema. A las 10 de la mañana del 25 de diciembre ha celebrado la Misa de difuntos y a las 11, la de Navidad.

Por todo el mes de diciembre he tenido la oportunidad de preparar la Navidad con distintos grupos: chicas del liceo y universitarias, niños afro-descendientes del Valle del Rio Chota, otros niños afros del Rancho Alto, un barrio del norte de Quito y esta última semana entre la población indígena y campesina que vive en las laderas del Ca-yambe (5.790 m.), un coloso de hielo, un volcán que después de 230 años se está despertando, metiendo un poco de miedo y  haciendo saltar la alerta amarilla.

Pasada esta Navidad, solo puedo decir “gracias”, porque entre la gente sencilla, humilde y que hace tantos sacrificios, se está bien y se aprende mucho. 
Felicidades por el nuevo año  2017, bendecido por la bondad, paz y misericordia del Señor   Sor Daniela Maccari 

jueves, 19 de enero de 2017

CUATRO POTENTES TERREMOTOS SACUDEN EL CENTRO DE ITALIA, AUNADO A LA NIEVE

Oremos por la region del Abruzzo y por todas las victimas del
terremoto y nieve

RTVE.es
Cuatro potentes terremotos han sacudido esta mañana el centro de Italia, la misma región golpeada por varios seísmos el pasado año. El primero, de magnitud 5,3 y con hipocentro a 10 kilómetros de profundidad, se ha registrado a las 10.25 en Montereale, en la provincia de L'Aquila, a apenas siete kilómetros al norte de Amatrice, uno de los pueblos devastados por el terremoto de intensidad 6 del pasado agosto. A este temblor le han seguido otros dos terremotos, de magnitud 5,7 y 5,5, apenas una hora. El último, de 5,1, se ha registrado a las 14.33.

La zona de esos nuevos temblores está próxima a donde se produjo el devastador terremoto de magnitud 6 el 24 de agosto que causó 300 muertos y destrozó poblaciones enteras. Más de 45.000 réplicas han sacudido la región desde entonces, incluido un terremoto de 6,6 en octubre, el más intenso en Italia en los últimos 36 años.

Los temblores se han sentido en las regiones de Lacio, Los Abruzzos, Las Marcas y también en Roma, pero aún no se han reportado informaciones de daños. El Cuerpo de Bomberos ha informado de que ha habido centenares de llamadas tras el terremoto. Toda la zona está afectada, además, por intensas nevadas por lo que hay pueblos incomunicados a los que no se ha podido acceder todavía. 

 Mapa del Servicio Geológico de los Estados Unidos que muestra el epicentro del terremoto en Italia. Mapa del Servicio Geológico de los Estados Unidos que muestra el epicentro del terremoto en Italia.
Las nevadas complican el acceso a las zonas afectadas
El jefe de la Protección Civil italiana, Fabrizio Curcio, ha explicado que se han activado todos los procedimientos de emergencia que fueron aplicados en los anteriores temblores.

Los medios de comunicación informan solo de pequeños derrumbes en las localidades de Campotosto, Laringo y Poggio Cancelli, en L'Aquila, pero sin que haya habido heridos. En la localidad de Amatrice, completamente abandonada tras el seísmo de agosto, se ha derrumbado lo que quedaba del campanario de la Iglesia de San Agustín.

“Hay centros que están totalmente aislados por la nieve y no conseguimos llegar a ellos“

El principal problema en la zona son las nevadas que han caído en los últimos días, ya que se acumulan hasta dos metros de nieve en algunas localidades, lo que está dificultando poder llegar a las mismas.

"La situación es de total emergencia en toda la zona. Hay centros que están totalmente aislados por la nieve y no conseguimos llegar a ellos para saber si se han producido daños. Tendría que intervenir el Ejército pues hay pueblos sin electricidad desde hace 48 horas", ha dicho el presidente de la provincia de Teramo (Los Abruzos), Renzo Di Sabatino.

SEMANA DE ORACION POR LA UNIDAD DE LOS CRISTIANOS




VATICANO, 18 Ene. 17 / 02:05 am (ACI).- Hoy 18 de enero y hasta el día 25 de este mes se celebra la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos que este año lleva por título “Reconciliación. El amor de Cristo nos apremia”, una cita tomada de 2 Co 5, 14-20.

El sitio web del Vaticano recuerda que las fechas de la celebración de esta semana “fueron propuestas en 1908 por (el sacerdote anglicano) Paul Watson para cubrir el periodo entre la fiesta de San Pedro y la de San Pablo, que tienen un hondo significado”.

En el hemisferio sur donde el mes de enero es tiempo de vacaciones de verano, explican, “las Iglesias frecuentemente adoptan otras fechas para celebrar la Semana de Oración, por ejemplo en torno a Pentecostés (sugerido por el movimiento Fe y Constitución en 1926), que representa también otra fecha significativa para la unidad de la Iglesia”.

En el marco de estas celebraciones y como es habitual cada año, el lunes 25 de enero, Fiesta de la Conversión de San Pablo Apóstol, el Papa Francisco presidirá una celebración ecuménica a las 17.30 en la Basílica de San Pablo Extramuros.

Como se recuerda, San Pablo –entonces conocido como Saulo– fue derribado del caballo camino a Damasco por el mismo Jesús a través de una luz del cielo que brilló sobre él y sus compañeros, cegándolo por espacio de tres días. Durante ese tiempo, Saulo permaneció en casa de un judío llamado Judas, sin comer ni beber.

El cristiano Ananías, por pedido de Cristo, fue al encuentro de Saulo, quien recuperó la vista y se convirtió, accediendo al bautismo y predicando en las sinagogas al Hijo de Dios, con gran asombro de sus oyentes. Así, el antiguo perseguidor se convirtió en apóstol y fue elegido por Dios como uno de sus principales instrumentos para la conversión del mundo.

martes, 17 de enero de 2017

ÁFRICA/UGANDA-"NO VIOLENCIA: UN ESTILO DE POLITICA PARA LA PAZ": LLAMAMIENTO DEL ARZOBISPO DE GULU PARA PROMOVER LA PAZ

14 enero 2017

Gulu (Agencia Fides) - Durante la duodécima semana de oración por la paz Anual de la Conferencia Episcopal de Gulu, Mons. John Baptist Odama, arzobispo de Gulu, ha lanzado un apasionado llamamiento a todos aquellos que promueven la violencia, invitándoles a detener este ciclo y en lugar de ello a apoyarse mutuamente de una manera pacífica. “¡Que cada corazón deje de promover la violencia! ¡Que toda boca deje de fomentar la violencia! ¡Que cada esfuerzo físico deje de animar a la violencia!” ha pedido con fuerza el arzobispo.

La reunión, que se ha celebrado en Gulu del 9 al 13 de enero, ha reunido a más de 5000 'Peregrinos por la Paz' provenientes del norte de Uganda, de Sudán del Sur, de la Archidiócesis de Gulu, de la diócesis de Nebbi, Arua y Lira (Ganal). El tema ha sido: 'No violencia: Un estilo de política de paz', “elegido por la oración por la paz en el mundo promovida por el Papa Francisco, a través de la cual ha invitado a todos los seres humanos a practicar la no violencia como una forma de promover la paz”, se lee en el comunicado enviado a la Agencia Fides.

Mons. Odama se ha dirigido a los peregrinos instándolos a rezar por los países del mundo donde todavía hay conflictos armados, como Sudán del Sur, Somalia, Afganistán, Siria, Iraq, Mali, Libia, Yemen, República Democrática del Congo (RDC), República Centro Africana (RCA), Nigeria, Gambia y Uganda.

El arzobispo, que es también presidente de la Conferencia Episcopal de Uganda y presidente de la Acholi Religious Leaders’ Peace Initiative (ARLPI) ha jugado un papel clave en la conclusión de la guerra de más de veinte años del Ejército de Resistencia del Señor (LRA) en el norte de Uganda. (AP) (14/1/2017 Agencia Fides)

"EMIGRANTES MENORES DE EDAD, VULNERABLES Y SIN VOZ"

(fuente:www-vatican.va)
MENSAJE DEL SANTO PADRE FRANCISCO 
PARA LA JORNADA MUNDIAL DEL MIGRANTE Y DEL REFUGIADO 2017
[15 de enero de 2017]




Queridos hermanos y hermanas:

«El que acoge a un niño como este en mi nombre, me acoge a mí; y el que me acoge a mí, no me acoge a mí, sino al que me ha enviado» (Mc 9,37; cf. Mt 18,5; Lc 9,48; Jn 13,20). Con estas palabras, los evangelistas recuerdan a la comunidad cristiana una enseñanza de Jesús que apasiona y, a la vez, compromete. Estas palabras en la dinámica de la acogida trazan el camino seguro que conduce a Dios, partiendo de los más pequeños y pasando por el Salvador. Precisamente la acogida es condición necesaria para que este itinerario se concrete: Dios se ha hecho uno de nosotros, en Jesús se ha hecho niño y la apertura a Dios en la fe, que alimenta la esperanza, se manifiesta en la cercanía afectuosa hacia los más pequeños y débiles. La caridad, la fe y la esperanza están involucradas en las obras de misericordia, tanto espirituales como corporales, que hemos redescubierto durante el reciente Jubileo extraordinario.

Pero los evangelistas se fijan también en la responsabilidad del que actúa en contra de la misericordia: «Al que escandalice a uno de estos pequeños que creen en mí, más le valdría que le colgasen una piedra de molino al cuello y lo arrojasen al fondo del mar» (Mt 18,6; cf. Mc 9,42; Lc 17,2). ¿Cómo no pensar en esta severa advertencia cuando se considera la explotación ejercida por gente sin escrúpulos, ocasionando daño a tantos niños y niñas, que son iniciados en la prostitución o atrapados en la red de la pornografía, esclavizados por el trabajo de menores o reclutados como soldados, involucrados en el tráfico de drogas y en otras formas de delincuencia, obligados a huir de conflictos y persecuciones, con el riesgo de acabar solos y abandonados?

Por eso, con motivo de la Jornada Mundial del Emigrante y del Refugiado, que se celebra cada año, deseo llamar la atención sobre la realidad de los emigrantes menores de edad, especialmente los que están solos, instando a todos a hacerse cargo de los niños, que se encuentran desprotegidos por tres motivos: porque son menores, extranjeros e indefensos; por diversas razones, son forzados a vivir lejos de su tierra natal y separados del afecto de su familia.

Hoy, la emigración no es un fenómeno limitado a algunas zonas del planeta, sino que afecta a todos los continentes y está adquiriendo cada vez más la dimensión de una dramática cuestión mundial. No se trata sólo de personas en busca de un trabajo digno o de condiciones de vida mejor, sino también de hombres y mujeres, ancianos y niños que se ven obligados a abandonar sus casas con la esperanza de salvarse y encontrar en otros lugares paz y seguridad. Son principalmente los niños quienes más sufren las graves consecuencias de la emigración, casi siempre causada por la violencia, la miseria y las condiciones ambientales, factores a los que hay que añadir la globalización en sus aspectos negativos. La carrera desenfrenada hacia un enriquecimiento rápido y fácil lleva consigo también el aumento de plagas monstruosas como el tráfico de niños, la explotación y el abuso de menores y, en general, la privación de los derechos propios de la niñez sancionados por la Convención Internacional sobre los Derechos de la Infancia.

La edad infantil, por su particular fragilidad, tiene unas exigencias únicas e irrenunciables. En primer lugar, el derecho a un ambiente familiar sano y seguro donde se pueda crecer bajo la guía y el ejemplo de un padre y una madre; además, el derecho-deber de recibir una educación adecuada, sobre todo en la familia y también en la escuela, donde los niños puedan crecer como personas y protagonistas de su propio futuro y del respectivo país. De hecho, en muchas partes del mundo, leer, escribir y hacer cálculos elementales sigue siendo privilegio de unos pocos. Todos los niños tienen derecho a jugar y a realizar actividades recreativas, tienen derecho en definitiva a ser niños.

Sin embargo, los niños constituyen el grupo más vulnerable entre los emigrantes, porque, mientras se asoman a la vida, son invisibles y no tienen voz: la precariedad los priva de documentos, ocultándolos a los ojos del mundo; la ausencia de adultos que los acompañen impide que su voz se alce y sea escuchada. De ese modo, los niños emigrantes acaban fácilmente en lo más bajo de la degradación humana, donde la ilegalidad y la violencia queman en un instante el futuro de muchos inocentes, mientras que la red de los abusos a los menores resulta difícil de romper.

¿Cómo responder a esta realidad?

En primer lugar, siendo conscientes de que el fenómeno de la emigración no está separado de la historia de la salvación, es más, forma parte de ella. Está conectado a un mandamiento de Dios: «No oprimirás ni vejarás al forastero, porque forasteros fuisteis vosotros en Egipto» (Ex 22,20); «Amaréis al forastero, porque forasteros fuisteis en Egipto» (Dt 10,19). Este fenómeno es un signo de los tiempos, un signo que habla de la acción providencial de Dios en la historia y en la comunidad humana con vistas a la comunión universal. Sin ignorar los problemas ni, tampoco, los dramas y tragedias de la emigración, así como las dificultades que lleva consigo la acogida digna de estas personas, la Iglesia anima a reconocer el plan de Dios, incluso en este fenómeno, con la certeza de que nadie es extranjero en la comunidad cristiana, que abraza «todas las naciones, razas, pueblos y lenguas» (Ap 7,9). Cada uno es valioso, las personas son más importantes que las cosas, y el valor de cada institución se mide por el modo en que trata la vida y la dignidad del ser humano, especialmente en situaciones de vulnerabilidad, como es el caso de los niños emigrantes.

También es necesario centrarse en la protección, la integración y en soluciones estables.

Ante todo, se trata de adoptar todas las medidas necesarias para que se asegure a los niños emigrantes protección y defensa, ya que «estos chicos y chicas terminan con frecuencia en la calle, abandonados a sí mismos y víctimas de explotadores sin escrúpulos que, más de una vez, los transforman en objeto de violencia física, moral y sexual» (Benedicto XVI, Mensaje para la Jornada Mundial del Emigrante y el Refugiado 2008).

Por otra parte, la línea divisoria entre la emigración y el tráfico puede ser en ocasiones muy sutil. Hay muchos factores que contribuyen a crear un estado de vulnerabilidad en los emigrantes, especialmente si son niños: la indigencia y la falta de medios de supervivencia ―a lo que habría que añadir las expectativas irreales inducidas por los medios de comunicación―; el bajo nivel de alfabetización; el desconocimiento de las leyes, la cultura y, a menudo, de la lengua de los países de acogida. Esto los hace dependientes física y psicológicamente. Pero el impulso más fuerte hacia la explotación y el abuso de los niños viene a causa de la demanda. Si no se encuentra el modo de intervenir con mayor rigor y eficacia ante los explotadores, no se podrán detener las numerosas formas de esclavitud de las que son víctimas los menores de edad.

Es necesario, por tanto, que los inmigrantes, precisamente por el bien de sus hijos, cooperen cada vez más estrechamente con las comunidades que los acogen. Con mucha gratitud miramos a los organismos e instituciones, eclesiales y civiles, que con gran esfuerzo ofrecen tiempo y recursos para proteger a los niños de las distintas formas de abuso. Es importante que se implemente una cooperación cada vez más eficaz y eficiente, basada no sólo en el intercambio de información, sino también en la intensificación de unas redes capaces que puedan asegurar intervenciones tempestivas y capilares. No hay que subestimar el hecho de que la fuerza extraordinaria de las comunidades eclesiales se revela sobre todo cuando hay unidad de oración y comunión en la fraternidad

En segundo lugar, es necesario trabajar por la integración de los niños y los jóvenes emigrantes. Ellos dependen totalmente de la comunidad de adultos y, muy a menudo, la falta de recursos económicos es un obstáculo para la adopción de políticas adecuadas de acogida, asistencia e inclusión. En consecuencia, en lugar de favorecer la integración social de los niños emigrantes, o programas de repatriación segura y asistida, se busca sólo impedir su entrada, beneficiando de este modo que se recurra a redes ilegales; o también son enviados de vuelta a su país de origen sin asegurarse de que esto corresponda realmente a su «interés superior».

La situación de los emigrantes menores de edad se agrava más todavía cuando se encuentran en situación irregular o cuando son captados por el crimen organizado. Entonces, se les destina con frecuencia a centros de detención. No es raro que sean arrestados y, puesto que no tienen dinero para pagar la fianza o el viaje de vuelta, pueden permanecer por largos períodos de tiempo recluidos, expuestos a abusos y violencias de todo tipo. En esos casos, el derecho de los Estados a gestionar los flujos migratorios y a salvaguardar el bien común nacional se tiene que conjugar con la obligación de resolver y regularizar la situación de los emigrantes menores de edad, respetando plenamente su dignidad y tratando de responder a sus necesidades, cuando están solos, pero también a las de sus padres, por el bien de todo el núcleo familiar.

Sigue siendo crucial que se adopten adecuados procedimientos nacionales y planes de cooperación acordados entre los países de origen y los de acogida, para eliminar las causas de la emigración forzada de los niños.

En tercer lugar, dirijo a todos un vehemente llamamiento para que se busquen y adopten soluciones permanentes. Puesto que este es un fenómeno complejo, la cuestión de los emigrantes menores de edad se debe afrontar desde la raíz. Las guerras, la violación de los derechos humanos, la corrupción, la pobreza, los desequilibrios y desastres ambientales son parte de las causas del problema. Los niños son los primeros en sufrirlas, padeciendo a veces torturas y castigos corporales, que se unen a las de tipo moral y psíquico, dejándoles a menudo huellas imborrables.

Por tanto, es absolutamente necesario que se afronten en los países de origen las causas que provocan la emigración. Esto requiere, como primer paso, el compromiso de toda la Comunidad internacional para acabar con los conflictos y la violencia que obligan a las personas a huir. Además, se requiere una visión de futuro, que sepa proyectar programas adecuados para las zonas afectadas por la inestabilidad y por las más graves injusticias, para que a todos se les garantice el acceso a un desarrollo auténtico que promueva el bien de los niños y niñas, esperanza de la humanidad.

Por último, deseo dirigir una palabra a vosotros, que camináis al lado de los niños y jóvenes por los caminos de la emigración: ellos necesitan vuestra valiosa ayuda, y la Iglesia también os necesita y os apoya en el servicio generoso que prestáis. No os canséis de dar con audacia un buen testimonio del Evangelio, que os llama a reconocer y a acoger al Señor Jesús, presente en los más pequeños y vulnerables.

Encomiendo a todos los niños emigrantes, a sus familias, sus comunidades y a vosotros, que estáis cerca de ellos, a la protección de la Sagrada Familia de Nazaret, para que vele sobre cada uno y os acompañe en el camino; y junto a mi oración os imparto la Bendición Apostólica.

Vaticano, 8 de septiembre de 2016.

Francisco

VOTOS PERPETUOS DE LA HNA YLENIA DEL ROCIO RAMOS ALDRETE.


“Permanezcan en mi amor”.   “Mil vidas para la misión”.

El dia 30 de diciembre 2016, la comunidad de Jocotepec Parroquia de nuestro Señor del Monte, se reunió para la celebrar el don de la profesión perpetua de la Hna Ylenia del Rocio Ramos Aldrete, con la cual consagró definitivamente su vida a Dios para las misiones a ejemplo de San Daniel Comboni nuestro Fundador, y tantas hermanas que antes de ella han consagrado su vida a la misión. 
Como misionera comboniana, Yleniaha ha sido llamada a hacer suyo el sueño de Dios, de trabajar por el reino de Dios, entregando su vida a los demás a ejemplo de Jesús Buen Pastor que da la vida para que los otros la tengan en abundancia.

Para la preparación de este evento, las hermanas, Kahambu Valinande Isabelle, Cocos pasaron una semana de animación misionera al pueblo de la hna Yilenia. La preparación de esta celebración fue animada con la visita a los enfermos, y al pueblo invitándolo a participar como miembro de una misma familia. Vivimos la verdadera unidad entre el pueblo de Jocotepec y la familia comboniana. 
La fiesta empezó a las cinco de la tarde, con la celebración Eucarística, cantada en diferentes idiomas: Karimonjong, Kiswahili, español e italiano, como signo de la internacionalidad e interculturalidad, que es riqueza de nuestra congregación. 

Después la celebración, la familia de la hna Yilenia, invitó al pueblo a compartir la cena como símbolo de comunión…la fiesta siguió su ritmo con música y danza. Vivimos un clima de unión, colaboración, amor, confianza… sentimos la presencia de Dios en medio de nosotros. La familia de la hna Ylienia , el pueblo y la Iglesia de Jocotepec se sintieron contentos de entregar a la hna Ylenia a la misión; y nosotras, misioneras Combonianas, nos sentimos orgullosas, de la entrega total de ella Dios para la misión.

La hermana Ylenia partirá para Uganda (Africa) donde actualmente está desarrollando su misión.  Le deseamos un feliz viaje y muchas bendiciones del Señor en el ministerio que desarrolla en aquellas tierras de la Perla Africana.