miércoles, 29 de julio de 2015

"NO VEAS LO QUE DEJAS, VE POR QUIÉN LO DEJAS..."

Dos jóvenes, que aspiran a la vida misionera comboniana, han estado en la comunidad de la Casa Provincial de las Misioneras Combonianas de México-Costa Rica-Guatemala por casi un mes. Ellas son Laura Saucedo Guzmán, originaria del D.F. pero radicando en Toluca, Edo. de México, y Marisol Aldana Ledesma, de Tlaquepaque, Jal.
Del 3 al 29 de julio, Laura y Marisol han hecho una experiencia de comunidad entre nosotras antes de entrar al postulantado. Ambas se sienten llamadas por Jesucristo a dejarlo todo para seguirlo y servirlo según el carisma misionero ad gentes de las Misioneras Combonianas. Ellas mismas nos narran cómo ha sido este mes entre nosotras. Escuchémoslas:

¿Qué ha significado para ustedes convivir con las Misioneras Combonianas por casi un mes?
Laura: Mucho. Existe siempre la pregunta o inquietud de qué se hará en un convento; uno se imagina que dentro todo es muy solemne y serio, pero ahora veo que no es así. En este tiempo he estado en una casa donde todo gira en torno al Señor y para su gloria; cada una de las hermanas, con su forma de ser y sus dones, enriquecen y hacen diferente a la comunidad.

Marisol: Esta experiencia significó el primer paso para la vida misionera religiosa a la me siento llamada. Cuando me comentaron que sería la experiencia en la casa provincial, claro que me puse nerviosa, emocionada, porque viviría un mes con la comunidad de Rio Bamba. Para mí fue pesado físicamente al inicio, ya que no estaba acostumbrada a realizar tantas actividades en el día, pero siempre traté de hacerlo con entusiasmo. El hecho de vivir lo que la comunidad hace: desde estar en laudes, ir a misa, trabajo doméstico, ayudar en la cocina, temas, vísperas, etc. fue de bastante aprendizaje, ya que pude experimentar lo que hace una comunidad religiosa. Este mes significó aprendizaje, reflexión, pensar más en Dios y en nuestra Madre María. Significó el primer desprendimiento de mi familia (yo estaba muy apegada a ellos) y amigos para conocer a mi nueva familia. Pude ver el rostro de Dios y de María a través de cada una de las hermanas de la casa.

Próximamente entrarán al Postulantado, ¿qué las mueve a dejar familia, trabajo y un estilo de vida común a la mayoría de la gente?
Laura: Me mueve el amor y las ganas de dar la vida al Señor. Antes de tomar mi decisión final me vino a la mente el joven rico, no es que sea yo rica pero sí tenía todo lo necesario. Sentí la invitación directa de Jesús a seguirlo y dejar todo: mi familia, mis amigos, mis mascotas, todas mis comodidades y las ganas de hacer más en mi carrera profesional; pero me puse a pensar y a meditar si todo eso al final me llenaría como lo hace Jesús y obviamente la respuesta  es un rotundo no. ¡Yo nací para anunciarlo y vivir para él, para mis hermanos! Pensé que si le decía que no me marcharía triste por haber rechazado la invitación del Maestro, me quedaría vacía porque al final el Señor es el que llena la vida, y todo lo demás pierde esa sobrestima que le damos. Como me dijo mi guía espiritual: "No veas lo que dejas, ve por Quién lo dejas".

Marisol: Lo que me mueve es el amor: al Padre, a Jesús, al Espíritu Santo y a María. Lo que me mueve a dejar mi trabajo como servidora pública, mi sueldo seguro, mi carro, mi familia, amigos, mi zona de confort es el tratar de vivir como Jesús. El llevar la Palabra de Dios a la gente que no lo conoce, el ayudarle un poquito a Jesús, de ser sus brazos, sus ojos, de amar a esos pequeños y pequeñas como Jesús me ama a mí. No pudiera dejar todo por seguir a Jesús, sin la fuerza y paz que Dios me da.

¿Qué mensaje les gustaría dar a las jóvenes que se sienten llamadas a la vida misionera?
Laura: Que al principio, cuando el Señor te hace el llamado pasas por diferentes etapas: 1) la negación: "no estoy loca, a mí no creo que me esté haciendo esa invitación", 2) la sorda: ignoras esa voz, ese llamado como se dice, "te haces como si la Virgen te hablara". 3) Miedo, ansiedad: "¿qué será de mi futuro si dejo todo? ¿y si no es para mí? Se mezcla todo en un momento. Es normal que se sientan así. Sólo la oración, el asistir a la comunión con frecuencia, el leer la Biblia, rezar el Rosario y el ayuno acompañado de mucha oración nos ayudarán a tener más serenidad  en la mente y  en el corazón para escuchar lo que quiere el Señor de nosotras.. y ese miedo se irá junto con todo lo que a veces llega cuando se siente el llamado. Dirán "¿todo eso a qué hora lo hago si trabajo y estudio?" Vayan acomodando horarios; a veces, cuando estaba en la oficina salía antes a comer y pasaba a una iglesia que estaba cerca o antes de entrar a la oficina hacía lo mismo. Te invito a que hagas lo mismo: pasa a la iglesia, reza el rosario mientras manejas o te transportas, así uno va encontrando lo que Dios quiere. Así que, ¡no se espanten!, pídanle mucho al Señor, oren con el corazón y encomiéndense a nuestra Madre.

Marisol: ¡NO TENGAN MIEDO!, no duden en que han sido llamadas por amor. Vale la pena el ser misionera consagrada, vale la pena entregar la vida a los demás, porque todo se hace por amor a Dios y a nuestra Madre; así como María dijo "Hágase en mí" y siempre, siempre tuvo fe y confió en Dios, ustedes también humildemente digan "hágase en mí", y todos los días confíen en Dios porque cuando es la voluntad de Dios, ésta siempre se cumple. ¡Ánimo, jóvenes! No duden, no tengan miedo, no se desanimen, confíen en Dios y en nuestra Madre.

Marisol y Laura entrarán al Postulando, en Tlaquepaque, Jal. el 31 de agosto de 2015. Les deseamos que en ese tiempo de formación se encuentren profundamente con la persona de Jesucristo, el Misionero del Padre, y de él aprendan lo que es la Misión en el mundo actual. Las ponemos en las manos de María, la gran discípula del Señor, para que ella les enseñe a escuchar la Palabra de Dios en el silencio y cómo llevarla a la práctica en la vida diaria.

1 comentario:

  1. Agradecidos por la vocación missioneira comboniana las compañamos com nuestras oraciones. Felicidades.

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