A finales de noviembre del 2013 se llevó a cabo el cuarto Congreso Americano Misionero (CAM4) y el noveno Congreso Misionero Latinoamericano (COMLA9). La Hna. Cecilia Sierra, comboniana, fue una de las participantes a dicho evento; aquí, ella comparte con nosotras/nosotros una reflexión de su vivencia después de que un año ha pasado. Escuchémosla:
Ecos del CAM4
Asalamu
Aleikum. Les saludo
con las palabras que Jesús dijo a sus amigos después de la resurrección porque
es PAZ lo que nuestro mundo, nuestras familias y cada una/o de nosotros/as
necesitamos hoy: la Paz Sea Con Ustedes.
El Papa Francisco dijo que estamos ante una Tercera Guerra Mundial que
se da por etapas, en diversos
momentos y países. Por esta razón, les pido que guardemos un minuto de silencio
para hacer presente en este evento misionero algunas realidades donde la vida
clama y nos están desangrando como personas y como planeta (Deja que estas realidades se abran paso en tu mente y toquen tu
corazón).
Es para mí un privilegio
participar en este evento de iglesia que nos recuerda nuestra identidad más
profunda: la misión. Mi nombre es
Cecilia Sierra Salcido, soy mexicana, Misionera Comboniana. Los 24 años de mi
vida consagrada y misionera los he vivido fuera de mi país: en Italia, Estados Unidos, y 15 años en África: Egipto,
Sudán y Sur Sudán. Hace casi un año participé, como parte de la delegación de
Guatemala, al IV Congreso Americano Misionero, CAM4. Con más de
dos décadas de vida misionera y la
experiencia vivida en Venezuela, me permito presentarles algunos ecos del CAM4.
El IV
Congreso Americano Misionero que se llevó a cabo en Noviembre 2013 en
Venezuela, giró en torno al tema: “Discípulos misioneros de Jesucristo,
desde América, en un mundo secularizado y pluricultural”. Los 5 conferencistas coincidieron en que
estamos
ante un cambio de época donde se gestan paradigmas sin
precedente que invitan a abrirse a nuevas perspectivas sobre la vida, la
comprensión del ser humano, del tiempo, del espacio y del Absoluto. Se dijo que
éstos no son “simples cambios coyunturales o parciales, regionales o
nacionales, sino planetarios y profundos” que afectan todo y a todos. Los conferencistas expresaron que el mundo
entero está viviendo una "metamorfosis de la fe, de las creencias y el
Absoluto". Se identificó la
irrupción del fenómeno de la “intemperie espiritual” entendido como “el anhelo
por un contacto directo, a cielo descubierto con el Misterio de Dios, sin
intermediarios ni mediaciones" originando así la “desinstitucionalización
de la creencia”, el “nomadismo religioso”, la creciente “pentecostalización del
catolicismo popular”; y la personalización de la fe con su tendencia hacia una
“religiosidad difusa y light”. Aún si estas
tendencias no son exclusivas de nuestro continente, si representan un gran
desafío para la misión en esta parte del mundo porque Latinoamérica “ya no es
un continente católico compacto” y la homogeneidad que parecía haberse logrado
con “lo católico” ya no existe.
En
el Congreso se señaló la multiculturalidad y la secularidad como dos rasgos de
la nueva realidad y se advirtió que de este cambio cultural están emergiendo nuevos
sujetos: los pobres, las mujeres, los jóvenes, los pueblos originarios, los
afroamericanos, etc. Ellos no sólo
advocan por visibilidad y protagonismo, sino que se están convirtiendo en
"productores y actores de la nueva cultura”. El Espíritu sopla donde y cuando quiere y
están surgiendo “nuevas imágenes de Dios, nuevas formas de creer” y nuevas
respuestas, fruto de la experiencia y expresiones de estos nuevos sujetos. El
problema es que muchas de las respuestas se están dando fuera de la Iglesia, ya
no nos pertenecen.
Una frase que resonó con fuerza en el CAM4 fue que “la
Iglesia no tiene una misión, sino que la Misión tiene una Iglesia”. Se enfatizó
que la misión no es una función más de la Iglesia, no es desafío pastoral, ni
tampoco es cuestión de métodos nuevos o de nuevas perspectivas eclesiales. La misión, por el contrario, constituye la
esencia y la razón de ser de la Iglesia.
Esto equivale a decir que si la Iglesia no es misionera, no tiene razón
de ser. De ahí se desprende que la
Iglesia es misionera porque Dios es misionero y que la misión que realiza la
Iglesia no es suya, sino que es, se fundamenta y refiere a Dios (Trinidad). Por
tanto, la Iglesia no es el centro ni el origen de la misión ya que esta la precede
y le da legitimidad. Y dado que la
misión es un atributo de Dios, "participar en la misión es participar en
la dinámica del Dios-amor hacia la gente porque Dios es el manantial del Amor”.
Evangelii Gaudium:
Concretización del CAM4
Contemporáneamente al CAM4; el Papa Francisco
nos regaló la Evangelii Gaudium. Ambos,
el Papa Francisco y la Alegría del Evangelio son signos de los tiempos. Con el Papa Francisco se lanza un proceso de
cambio en la Iglesia mientras que la Evangelii Gaudium es el empuje
evangelizador que la Iglesia y el mundo necesitaban. Quienes estuvimos presentes en el Congreso nos
dimos cuenta que los retos del CAM4 los había acogido y concretizado
magníficamente el Papa en la Alegría del Evangelio. En este documento y a diario, en todos los
medios de comunicación, el Papa nos devela nuevos aspectos de lo que implica
ser discípulo misionero en este mundo cambiante. (Comparte una frase del
Papa que te haya impactado).
El tema de nuestro COMGUA 4:
"Fijos los Ojos en Jesús, que Inicia y Hace Plena Nuestra Fe", sintoniza
con lo que se analizó en Venezuela y con la exhortación apostólica, Evangelizar
con Alegría. En esta última, el
Papa Francisco insiste en que el encuentro personal con Jesús es fundamental
para el cristiano. «Invito a cada cristiano a renovar ahora mismo su encuentro personal con
Jesucristo o, al menos, a tomar la decisión de dejarse encontrar por Él, de
intentarlo cada día sin descanso» (n. 3). Así mismo, Alegraos, la Carta a
Consagrados y Consagradas, que recoge frases del Papa Francisco nos dice: Si
te sientes como "tierra desierta," "marcado por el
descontento... en una perenne nostalgia, se te invita hoy a "volver al
centro profundo" de tu vida personal y encontrar ahí "el principio y
fundamento" de tu vida, porque "la relación con Jesucristo no es
estática, ni intimista y necesita ser alimentada por la inquietud de la
búsqueda. El Papa nos lanza preguntas
concretas: «Mira en lo profundo de tu corazón, mira en lo íntimo de ti mismo, y
pregúntate: ¿tienes un corazón que desea algo grande o un corazón adormecido
por las cosas?» Francisco reconoce que
los jóvenes son mucho más vulnerables a la complejidad de la época actual: «¿Crees
que Dios te espera o para ti esta verdad son solamente "palabras"?»
El Papa invita a aventurarse por las veredas de la alegría: «El Señor es el
Señor de la consolación, el Señor de la ternura. No tengan miedo de la consolación del Señor».
(Papa Francisco)
Volver a Jesús
En línea con el CAM4 y con el Papa Francisco, José Pagola, teólogo
español, expresa que un aggiornamento
o recuperar el espíritu del Vaticano II no son suficientes. Para él, lo único que salvará y justifica la
existencia de la Iglesia es Jesús. Por ello
insiste en recobrar el espíritu profético y creativo de Jesús de
Nazaret para que el Dios
revelado y encarnado en Jesús, el Abbá, sea el único Dios de la Iglesia, el
Dios amigo de la vida, el Dios defensor de los pobres. Pagola dice que "para Jesús, la
misericordia no era una virtud más, sino la única manera de ser como es Dios.
Jesús lo veía todo desde la compasión de Dios..." y todo lo que hizo y
dijo fue para que los que sufren, los humillados, los marginados y
estigmatizados tuvieran vida. Por tanto,
sintonizar con el Espíritu que vivía e impulsaba a Jesús de Nazaret es construir
el Reino de Dios desde la compasión, introduciendo como prioridad la justicia
para los últimos.
Un
Cambio de Chip
Tanto el CAM4 como la Evangelii Gaudium retan a la Iglesia a
un cambio de chip.
Durante siglos se ha educado a los
fieles para la sumisión, la obediencia, el silencio y la pasividad. La
Evangelii Gaudium denuncia esto, y
también el hecho de que todavía haya muchos
sectores de Iglesia con “mentalidades anacrónicas y estructuras caducas"
que se dedican más a la "autopreservación de estructuras," y
sostienen una actitud "autoreferencial, eclesiocéntrica y
sacramentalista".
En el CAM4 se
dijo que a lo largo de la historia, la Iglesia ha adoptado posturas erróneas:
una Iglesia sobre el mundo; una Iglesia contra el mundo; una Iglesia frente al
mundo; una Iglesia paralela al mundo; y una Iglesia aliada perversamente con el
mundo. Aquí me aventuraría a preguntar: ¿Cuál
es la actitud que mejor describe la postura de tu parroquia con respecto a la
realidad que te rodea: tu comunidad parroquial se sitúa sobre el mundo; contra
el mundo; frente al mundo; paralela al mundo; o aliada perversamente con el
mundo?
En un mundo fragmentado e individualista, donde
se vive una violencia institucionalizada, embarcado en procesos
deshumanizantes, se requieren especialistas en la ternura, hombres y mujeres
compasivos y misericordiosos, cercanos, reconciliados y alegres: «Vivimos en
una cultura del desencuentro, una cultura de la fragmentación, una cultura en
la que lo que no me sirve lo tiro, la cultura del descarte. Hallar a un
vagabundo muerto de frío no es noticia», dice el Papa. Y continúa, "No nos
hagamos los distraídos muchos tienen las manos preñadas de sangre debido a la
complicidad cómoda y muda” (EG 211).
Para hacer frente a la
"globalización de la indiferencia", y ante la apatía, el desaliento,
el estrés, la depresión y los intereses personales hacen falta personas que
quieran como Jesús, "pasar haciendo el bien", incluyendo, aliviando
el sufrimiento y defendiendo la vida. Es necesario volver a Jesús y como él,
descentrarse, salir. El Papa lo expresa en el no. 49: Salgamos, salgamos a
ofrecer a todos la vida de Jesucristo… prefiero una Iglesia accidentada, herida
y manchada por salir a la calle, antes que una Iglesia enferma por el encierro
y la comodidad de aferrarse a las propias seguridades. No quiero una Iglesia
preocupada por ser el centro y que termine clausurada en una maraña de
obsesiones y procedimientos. Si algo debe inquietarnos santamente y preocupar
nuestra conciencia, es que tantos hermanos nuestros vivan sin la fuerza, la luz
y el consuelo de la amistad con Jesucristo, sin una comunidad de fe que los
contenga, sin un horizonte que de sentido y de vida. Más que el temor a
equivocarnos, espero que nos mueva el temor a encerrarnos en las estructuras
que nos dan una falsa contención, en las normas que nos vuelven jueces
implacables, en las costumbres donde nos sentimos tranquilos, mientras afuera
hay una multitud hambrienta y Jesús nos repite sin cansarse: «¡Dadles vosotros
de comer!» (Mc 6,37). Cabe preguntarse, ¿Es mi parroquia casa de puertas abiertas? ¿Qué implicaría ser una
Iglesia accidentada? ¿Qué debería cambiar? ¿cómo ser nosotros, la comunidad de los discípulos
de Jesús, una propuesta y una alternativa?
Adopta un Pueblo
¿Qué
podemos hacer para ser Iglesia en salida? Quiero lanzarles una propuesta
concreta para ensanchar la mente y el corazón. Desde hace unos meses, he venido
promoviendo una campaña: "Adopta un Pueblo". Para tí, ¿cuál sería la
parte de nuestro mundo que más sangra, que más duele? ¿Siria, Ghaza, Sudán, Sur
Sudán, Centroáfrica, Croacia, la Puya, San Juan Sacatepéquez, San Marcos, San
Rafael? Adopta ese pueblo o esa realidad:
Entérate de lo que está ocurriendo en ese lugar, investiga todo lo que puedas
sobre él y dalo a conocer, a través de las redes sociales o los medios que
tengas a tu alcance. Deja que el dolor de estos pueblos te toque, te duela y
encuentra maneras para contribuir a aliviar su sufrimiento. Contribuye así a que todos los pueblos tengan
vida.
Asignaturas Pendientes para
nuestra Iglesia en Guatemala
Un compromiso
“impostergable” de la Iglesia es ser instrumento de diálogo y reconciliación. En un mundo dividido entre hombres y
mujeres, entre razas y grupos étnicos, entre ricos y pobres, opresores y
oprimidos, clero y laicos, educados y analfabetos, entre religiones, entre lo
secular y lo religioso, el reto es convertirse en instrumentos de paz y
reconciliación. ¿A qué nivel y cómo promueve
la reconciliación nuestra Iglesia en Guatemala en las tantas fracturas que nos
duelen como país? ¿De parte de quién se sitúan los líderes de nuestra Iglesia?
¿Don y la Iglesia popular?
Otra asignatura pendiente
para la Iglesia en Guatemala es abrazar la multiculturalidad. Para ser creíble, la Iglesia tiene que ser instrumento
del diálogo intercultural a fin de manifestar la universalidad del Reino de
Dios. La búsqueda de la verdad nos llama a ser instrumentos de diálogo
intercultural a fin de manifestar la universalidad del Reino de Dios. Esto
implica abrirnos a experiencias espirituales de otras tradiciones religiosas. Hay
mucho camino por recorrer en relación al diálogo con la espiritualidad y
tradiciones mayas, garífunas y Xincas, por ejemplo; ¿qué se tendría que
hacer para que los pueblos originarios sean verdaderamente sujetos emergentes y
propositivos dentro de la Iglesia en Guatemala? ¿De qué manera se promueve la
inculturación del Evangelio, fortaleciendo la identidad, la integración y la
participación de los pueblos originarios en la pastoral de conjunto?
Otro reto es el profetismo martirial.
En el CAM4 se dijo que la
profecía nos coloca al servicio de la vida y se nos invitó a ver a Jesús,
profeta "poderoso en obras y palabras". En Guatemala y en tantos de nuestros países latinoamericanos, la
evangelización ha estado teñida de sangre.
El Evangelio llegó a nuestras tierras en medio de un dramático y
desigual encuentro de pueblos y culturas. La Conferencia Episcopal nos dice que
la evangelización en Guatemala estuvo marcada por el martirio. A todos estos
mártires no se les enterró, se les sembró y nosotras/os somos herederos y
continuadores/as de este legado misionero con sabor a martirio.
Otra urgencia es la misión
ad gentes. Hay todavía millones de
personas a quienes el Kerigma no ha sido aún anunciado. ¿Qué hacer? ¿Cómo
favorecer un mayor protagonismo de los laicos y de los movimientos de
apostolado en la misión ad gentes? ¿Qué formación están recibiendo los
seminaristas? ¿Qué puesto ocupa la misión en su formación? ¿Qué tipo de
formación necesita un misionero ad gentes? ¿Cómo promover vocaciones
específicamente misioneras? ¿Qué espiritualidad es necesaria para sostener de
por vida la vocación de un misionero/a?
En el CAM4 nos dimos cuenta
que hay más preguntas que respuestas.
Pero es necesario seguir planteándolas.
¿Para qué estamos aquí? ¿Cuál es
tu/nuestro sueño? Mi sueño es que quienes participamos en este
Congreso Misionero vivamos desde Jesús y para su proyecto. Que recuperemos y
cuidemos nuestra identidad irrenunciable de seguidores de Jesús. Que contribuyamos
a que en la Iglesia se sienta y se viva a Jesús de manera nueva, viva, y que el
rostro de nuestra Iglesia sea un poco más humano y más parecido al del Dios que
se nos manifestó en Jesús. Que podamos tener entrañas de misericordia y mirar la
vida como Jesús, mirar a las personas y analizar los acontecimientos con esa
compasión con que Jesús lo veía todo. Este sueño no se podrá lograr si no
contemplamos, si no miramos y nos dejamos mirar por Jesús. Volver a Jesús, descentrarse, salir y
sintonizar con el Espíritu que lo abrazaba para reivindicar nuestra esa imagen
y semejanza con Dios. Esa sería nuestra contribución para la construcción del
Reino de Dios que incluye la humanización de nuestro mundo.
Tengamos fijos los ojos en El, que inicia y hace plena
nuestra fe. Shukran.
María Cecilia Sierra Salcido,
mc
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