Sergio Mora | 09/03/16
Pontificia comisión para América Latina
(ZENIT, Roma).- El papa Francisco invitó a los laicos de América
Latina a participar más en la vida pública de sus países. Lo hizo al dirigirse a la plenaria de la Pontifica Comisión de América Latina (CAL) reunida al concluir el 4 de marzo en el Vaticano su asamblea plenaria de cuatro días.
El cardenal Marc Ouellet, presidente de la CAL, dirigiéndose al Santo Padre “venido de América Latina“ y a “quien servimos de todo corazón”, le agradeció la audiencia concedida, y señaló que durante la Plenaria se han abordado las situaciones que Francisco “ha ido señalando en sus viajes apostólicos en los países latinoamericanos” como la pobreza y exclusión, desigualdades sociales, narcotráfico, corrupción y violencias.
El papa Francisco con la Pontificia comisión para América Latina
Y esto requiere la intervención de “nuevas generaciones de laicos católicos, partícipes en la dialéctica democrática, coherentes con su fe” que sean capaces de “abrir caminos al Evangelio para ir creando condiciones de mayor dignidad, justicia, fraternidad y paz para todos”.
El Santo Padre, informó la Pontificia Comisión a ZENIT, resaltó en sus palabras la importancia y la actualidad del tema de la Plenaria: “El indispensable compromiso de los laicos en la vida pública de los países latinoamericanos”, y señaló la necesidad urgente de una reflexión que no se quede en un texto, sino que conduzca a la acción.
Concretamente, habló de la necesidad de que los pastores sean guías de su gente viviendo con ella, estando en medio de su pueblo, “detrás de él” para ayudar y encaminar a los rezagados y “delante de él” para guiarlo.
Pero al mismo tiempo señaló dos grandes vicios de la relación entre los laicos y la jerarquía: el clericalismo y el pelagianismo, siendo el primero tal vez el más extendido y pernicioso, pues reduce al laico a una especie de colaborador del sacerdote o a un actor pasivo cuya acción se limita a seguir las consignas de los clérigos.
En este sentido, afirmó el Papa rotundamente que “entramos a la Iglesia como laicos, no como sacerdotes”, recordando repetidas veces durante su discurso la importancia que tiene por ello la noción de “pueblo de Dios”.
Invitó así a todos los asistentes –que incluían a tres laicos que participaron como invitados en la Asamblea– a trabajar intensamente por impulsar desde la Iglesia, la real inserción de los laicos en la vida pública de los países de América Latina y a una verdadera “conversión pastoral” que favorezca dicho cometido.
La plenaria inició su labor el martes con una celebración eucarística en la basílica de San Pedro, ante la tumba del apóstol Pedro. Entre las disertaciones estuvo la del Dr. Guzmán Carriquiry: sobre cómo explicar “la notable ausencia en el ámbito político, comunicativo y universitario de voces e iniciativas de líderes católicos”.
El cardenal Robles Ortega, arzobispo de Guadalajara, dio una conferencia sobre “Criterios y modalidades para la formación de una nueva generación de laicos católicos como constructores de sociedad”.
En cambio el arzobispo de San Pablo, cardenal Odilo Scherer, habló de “Escucha, sostén, compañía y guía de los Pastores a los laicos comprometidos en la vida pública: ¿cómo realizarlas?”
Por su parte el cardenal Óscar Rodríguez Maradiaga, arzobispo de Tegucigalpa, abordó el tema: “Hacia un proyecto histórico para América Latina: aportes fundamentales de los católicos para un ‘programa’ de transformación social y construcción nacional en América Latina”. El cardenal Ouellet, al concluir el evento, presentó además un proyecto de recomendaciones pastorales.
El cardenal canadiense señaló también durante el congreso que entre los objetivos se inserta la colaboración entre la Comisión Pontificia y el CELAM, que tiene ya como horizonte próximo la Celebración continental del Jubileo de la Misericordia, que se realizará en Bogotá del 27 al 30 de agosto del este año.
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