La Vida Religiosa se une a la Marcha del Pueblo
GUADALAJARA JAL 5 de febrero de 2017
VER
La Vida Religiosa no es ajena a la realidad que está viviendo el país. Hemos visto al pueblo sufriendo con las últimas reformas que ha lanzado este gobierno, alzando todos los precios, especialmente los de los alimentos a consecuencia del llamado gasolinazo.
Nuestros hospitales carecen de medicinas, nuestras escuelas sufren de la violencia, nuestros albergues para niños o ancianos están siendo examinados con dureza por la nueva Ley de Albergues.
A partir del inicio de este año, nuestro pueblo se ha levantado en marchas, de una u otra forma, se está uniendo, niños, mujeres, familias enteras, las vemos caminando protestando por este nuevo orden de cosas.
Somos un país con abundantes recursos naturales y con muchas posibilidades para que ninguno carezca de empleo y estén resueltas las necesidades teniendo acceso a la educación, salud y prestaciones de ley, logrando así una vida digna para todos. Sin embargo el alto y preocupante nivel de corrupción e impunidad, especialmente en el ámbito gubernamental, impide el desarrollo y progreso de nuestro pueblo mexicano.
Lo anterior unido al desconcierto provocado por la subida al poder del nuevo presidente estadounidense, causa en nosotras indignación ante tanta cultura de la muerte que se está apoderando de nuestra nación.
JUZGAR
Escuchamos la voz de La Comisión Episcopal Mexicana que en su
comunicado del 5 de enero del año actual hace un llamado a la autoridad1; más tarde el 18 de enero La Comisión Episcopal para la Pastoral Social lanza un Comunicado con motivo de la situación económica del país haciendo un llamado a la autoridad para que humanice la economía, pidiéndonos a todos que miremos a las comunidades, pueblos y barrios y nos dejemos interpelar por cada familia y persona que sufre2.
Supimos que el 22 de enero el Centro de Estudios Teológicos de la Conferencia de Superiores Mayores de Religiosos de México (CIRM) convocó a una marcha protesta a la que se sumó Iglesias por la Paz-
Meditamos el evangelio del 29 de enero relativo a las bienaventuranzas (Matero 5:1-12a) y también el evangelio (Mateo 5,13-16) del siguiente domingo sobre el llamado que hace Jesús para ser una pequeña luz unida al que es nuestra Luz.
Cada una hemos sido llamadas desde los diversos carismas congregacionales para seguir a Jesús y responder como Él escuchando a Dios y escuchando al pueblo del que somos parte.
Es por ello que la Comisión de Justicia, Paz e Integridad de la Creación (JPIC) de la CIRM-Guadalajara al reflexionar lo anterior decidió unirse al pueblo en su marcha protesta. Entre sus objetivos estaba presentar un signo profético al pueblo de que en su lucha no está solo, compartir la esperanza de Cristo que está con quienes buscan la justicia de forma pacífica.
ACTUAR
Así, el 5 de febrero, fiesta de nuestro primer Santo Mexicano: San Felipe de Jesús, y a 100 años de la Constitución Mexicana, primera en su género de hablar de las Garantías Individuales, junto con otras religiosas que aceptaron nuestra convocatoria nos unimos a la marcha que se realizó de la Minerva a la Plaza de la Liberación a las 10:00am.
Fuimos 27 hermanas, de diversas congregaciones, que después de una breve oración para pedir la iluminación y ayuda del Espíritu Santo, sin tomar protagonismos, nos unimos a la marcha del pueblo manteniéndonos en la retaguardia. Nuestra actitud fue silenciosa, en contemplación, reaccionando solo a los gritos positivos, gritando Viva México y cantando nuestro Himno Nacional. En momentos, rezábamos el rosario, en voz baja, apoyando con nuestra oración a múltiples personas que caminaban sin importar el sol, y la distancia, con la esperanza de que su voz fuera escuchada.
Nos dio mucho gusto constatar que al vernos los marchantes se regocijaron con nuestra presencia, entendieron nuestro signo profético, decían contentos “la Iglesia está con nosotros”, “Dios no nos deja”, “esa es congruencia”, “se ve, se siente, la Iglesia está presente”.
Entre nosotras había hermanas mayores que no se cansaban de caminar, iban con la cara sonriente, dándonos ánimos a todas las demás, quienes ayunamos de agua a pesar del hermoso sol que nos acompañaba.
CELEBRAR
Llegamos a la Plaza de la Liberación muy animosas, agradecidas
con Dios y entre nosotras por haber alcanzado el objetivo “Marchamos con el Pueblo, para que la voz de México sea escuchada”, nos despedimos para regresar a compartir con nuestras comunidades y algunas para asistir a la celebración eucarística en los templos cercanos. Cansadas pero contentas de haber puesto un granito de arena en la unidad nacional, para que el Reino de Dios se establezca en nuestra querida patria.
EQUIPO JPIC- GUADALAJARA
GUADALAJARA JAL 5 de febrero de 2017
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La Vida Religiosa no es ajena a la realidad que está viviendo el país. Hemos visto al pueblo sufriendo con las últimas reformas que ha lanzado este gobierno, alzando todos los precios, especialmente los de los alimentos a consecuencia del llamado gasolinazo.
Nuestros hospitales carecen de medicinas, nuestras escuelas sufren de la violencia, nuestros albergues para niños o ancianos están siendo examinados con dureza por la nueva Ley de Albergues.
A partir del inicio de este año, nuestro pueblo se ha levantado en marchas, de una u otra forma, se está uniendo, niños, mujeres, familias enteras, las vemos caminando protestando por este nuevo orden de cosas.
Somos un país con abundantes recursos naturales y con muchas posibilidades para que ninguno carezca de empleo y estén resueltas las necesidades teniendo acceso a la educación, salud y prestaciones de ley, logrando así una vida digna para todos. Sin embargo el alto y preocupante nivel de corrupción e impunidad, especialmente en el ámbito gubernamental, impide el desarrollo y progreso de nuestro pueblo mexicano.
Lo anterior unido al desconcierto provocado por la subida al poder del nuevo presidente estadounidense, causa en nosotras indignación ante tanta cultura de la muerte que se está apoderando de nuestra nación.
JUZGAR
Escuchamos la voz de La Comisión Episcopal Mexicana que en su
comunicado del 5 de enero del año actual hace un llamado a la autoridad1; más tarde el 18 de enero La Comisión Episcopal para la Pastoral Social lanza un Comunicado con motivo de la situación económica del país haciendo un llamado a la autoridad para que humanice la economía, pidiéndonos a todos que miremos a las comunidades, pueblos y barrios y nos dejemos interpelar por cada familia y persona que sufre2.
Supimos que el 22 de enero el Centro de Estudios Teológicos de la Conferencia de Superiores Mayores de Religiosos de México (CIRM) convocó a una marcha protesta a la que se sumó Iglesias por la Paz-
Meditamos el evangelio del 29 de enero relativo a las bienaventuranzas (Matero 5:1-12a) y también el evangelio (Mateo 5,13-16) del siguiente domingo sobre el llamado que hace Jesús para ser una pequeña luz unida al que es nuestra Luz.
Cada una hemos sido llamadas desde los diversos carismas congregacionales para seguir a Jesús y responder como Él escuchando a Dios y escuchando al pueblo del que somos parte.
Es por ello que la Comisión de Justicia, Paz e Integridad de la Creación (JPIC) de la CIRM-Guadalajara al reflexionar lo anterior decidió unirse al pueblo en su marcha protesta. Entre sus objetivos estaba presentar un signo profético al pueblo de que en su lucha no está solo, compartir la esperanza de Cristo que está con quienes buscan la justicia de forma pacífica.
ACTUAR
Así, el 5 de febrero, fiesta de nuestro primer Santo Mexicano: San Felipe de Jesús, y a 100 años de la Constitución Mexicana, primera en su género de hablar de las Garantías Individuales, junto con otras religiosas que aceptaron nuestra convocatoria nos unimos a la marcha que se realizó de la Minerva a la Plaza de la Liberación a las 10:00am.
Fuimos 27 hermanas, de diversas congregaciones, que después de una breve oración para pedir la iluminación y ayuda del Espíritu Santo, sin tomar protagonismos, nos unimos a la marcha del pueblo manteniéndonos en la retaguardia. Nuestra actitud fue silenciosa, en contemplación, reaccionando solo a los gritos positivos, gritando Viva México y cantando nuestro Himno Nacional. En momentos, rezábamos el rosario, en voz baja, apoyando con nuestra oración a múltiples personas que caminaban sin importar el sol, y la distancia, con la esperanza de que su voz fuera escuchada.
Nos dio mucho gusto constatar que al vernos los marchantes se regocijaron con nuestra presencia, entendieron nuestro signo profético, decían contentos “la Iglesia está con nosotros”, “Dios no nos deja”, “esa es congruencia”, “se ve, se siente, la Iglesia está presente”.
Entre nosotras había hermanas mayores que no se cansaban de caminar, iban con la cara sonriente, dándonos ánimos a todas las demás, quienes ayunamos de agua a pesar del hermoso sol que nos acompañaba.
CELEBRAR
Llegamos a la Plaza de la Liberación muy animosas, agradecidas
con Dios y entre nosotras por haber alcanzado el objetivo “Marchamos con el Pueblo, para que la voz de México sea escuchada”, nos despedimos para regresar a compartir con nuestras comunidades y algunas para asistir a la celebración eucarística en los templos cercanos. Cansadas pero contentas de haber puesto un granito de arena en la unidad nacional, para que el Reino de Dios se establezca en nuestra querida patria.
EQUIPO JPIC- GUADALAJARA
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