El Papa Francisco anunció su llamamiento conjunto con el Patriarca de Constantinopla para la Jornada de Oración por el Cuidado de la Creación - AFP
(RV).- «Escuchar el grito de la tierra y de los pobres». Es el llamamiento del Obispo de Roma y del Patriarca de Constantinopla, como anunció el mismo Papa Francisco, en su audiencia general precedente a la Jornada Mundial de Oración por el Cuidado de la Creación, instituida por él en 2015:
«Pasado mañana, 1 de septiembre, se celebrará la Jornada de Oración por el Cuidado de la Creación. En esta ocasión mi querido hermano Bartolomé, Patriarca Ecuménico de Constantinopla, y yo hemos preparado juntos el Mensaje. En el cual invitamos a todos a asumir una actitud respetosa y responsable hacia la creación. Dirigimos asimismo un llamamiento a cuantos ocupan papeles influyentes a escuchar el grito de la tierra y el grito de los pobres, que más sufren por los desequilibrios ecológicos».
Deseando a los peregrinos de tantas partes del mundo que «su peregrinación a Roma los ayude a cultivar con esperanza la memoria de la Iglesia y su recuerdo de su encuentro con Jesús», el Santo Padre renovó para todos su exhortación:
«Llevemos la llama del amor de Cristo a la humanidad que tanta necesidad tiene de verdadera felicidad y de paz. Que el Espíritu Santo los guíe en su camino».
La memoria del encuentro con Jesús y la luz de su amor, en el aliento y bendición del Papa, una vez más, a los peregrinos de Oriente Medio y luego a los de Polonia:
«Dirijo una cordial bienvenida a los peregrinos de lengua árabe, en particular a los provenientes de Oriente Medio. Queridos hermanos y hermanas, también a ustedes, Jesús les dirige su mirada y los invita a ir a Él. No tengan miedo de escuchar al Espíritu que les sugiere opciones audaces y no se detengan cuando la conciencia les pide arriesgarse para seguir al Maestro.
Queridos hermanos y hermanas, el recuerdo de los eventos bellos del pasado suele despertar en nosotros la alegría y el optimismo. Aún más, la memoria de los momentos de encuentro personal con Cristo y la luz de su amor fortalece nuestra esperanza, sobre todo en el tiempo de las pruebas y del sufrimiento. Oremos al Señor para que su Espíritu suscite en nosotros siempre esta memoria que lleva a la esperanza».
Con gran alegría fue acogido el saludo del Papa Francisco a un grupo de refugiados huéspedes de la diócesis italiana de Montepulciano-Chiusi-Pienza, que en días pasados recibieron el Bautismo.
A todos les deseó que «su visita a las tumbas de los Apóstoles los fortalezca en su adhesión a Cristo y los haga sus testimonios en sus familias, en sus comunidades eclesiales y en la sociedad civil».
Para concluir, la cordial bienvenida del Santo Padre a los jóvenes, a los enfermos y a los recién casados:
«Queridos jóvenes, volviendo después de las vacaciones a sus acostumbradas actividades, sepan encontrar cada día el tiempo para vuestro diálogo con Dios y difundan alrededor de ustedes su luz y su paz.
Ustedes, queridos enfermos, encuentro confortación en el Señor Jesús, que prosigue su obra de redención en la vida de cada hombre.
Y, ustedes, queridos recién casados, aprendan a rezar juntos, en la intimidad doméstica, con el fin de que vuestro amor sea cada vez más verdadero, fecundo y duradero».
(RV).- «Escuchar el grito de la tierra y de los pobres». Es el llamamiento del Obispo de Roma y del Patriarca de Constantinopla, como anunció el mismo Papa Francisco, en su audiencia general precedente a la Jornada Mundial de Oración por el Cuidado de la Creación, instituida por él en 2015:
«Pasado mañana, 1 de septiembre, se celebrará la Jornada de Oración por el Cuidado de la Creación. En esta ocasión mi querido hermano Bartolomé, Patriarca Ecuménico de Constantinopla, y yo hemos preparado juntos el Mensaje. En el cual invitamos a todos a asumir una actitud respetosa y responsable hacia la creación. Dirigimos asimismo un llamamiento a cuantos ocupan papeles influyentes a escuchar el grito de la tierra y el grito de los pobres, que más sufren por los desequilibrios ecológicos».
Deseando a los peregrinos de tantas partes del mundo que «su peregrinación a Roma los ayude a cultivar con esperanza la memoria de la Iglesia y su recuerdo de su encuentro con Jesús», el Santo Padre renovó para todos su exhortación:
«Llevemos la llama del amor de Cristo a la humanidad que tanta necesidad tiene de verdadera felicidad y de paz. Que el Espíritu Santo los guíe en su camino».
La memoria del encuentro con Jesús y la luz de su amor, en el aliento y bendición del Papa, una vez más, a los peregrinos de Oriente Medio y luego a los de Polonia:
«Dirijo una cordial bienvenida a los peregrinos de lengua árabe, en particular a los provenientes de Oriente Medio. Queridos hermanos y hermanas, también a ustedes, Jesús les dirige su mirada y los invita a ir a Él. No tengan miedo de escuchar al Espíritu que les sugiere opciones audaces y no se detengan cuando la conciencia les pide arriesgarse para seguir al Maestro.
Queridos hermanos y hermanas, el recuerdo de los eventos bellos del pasado suele despertar en nosotros la alegría y el optimismo. Aún más, la memoria de los momentos de encuentro personal con Cristo y la luz de su amor fortalece nuestra esperanza, sobre todo en el tiempo de las pruebas y del sufrimiento. Oremos al Señor para que su Espíritu suscite en nosotros siempre esta memoria que lleva a la esperanza».
Con gran alegría fue acogido el saludo del Papa Francisco a un grupo de refugiados huéspedes de la diócesis italiana de Montepulciano-Chiusi-Pienza, que en días pasados recibieron el Bautismo.
A todos les deseó que «su visita a las tumbas de los Apóstoles los fortalezca en su adhesión a Cristo y los haga sus testimonios en sus familias, en sus comunidades eclesiales y en la sociedad civil».
Para concluir, la cordial bienvenida del Santo Padre a los jóvenes, a los enfermos y a los recién casados:
«Queridos jóvenes, volviendo después de las vacaciones a sus acostumbradas actividades, sepan encontrar cada día el tiempo para vuestro diálogo con Dios y difundan alrededor de ustedes su luz y su paz.
Ustedes, queridos enfermos, encuentro confortación en el Señor Jesús, que prosigue su obra de redención en la vida de cada hombre.
Y, ustedes, queridos recién casados, aprendan a rezar juntos, en la intimidad doméstica, con el fin de que vuestro amor sea cada vez más verdadero, fecundo y duradero».
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