Bangui (Agencia Fides) - “El Santo Padre ha hecho alusión a la
masacre perpetrada en Gambo, un pueblo a 70 kilómetros de Bangassou”, explica a la Agencia Fides monseñor Juan José Aguirre, obispo de Bangassou tras el llamamiento que hizo ayer, 9 de agosto, el Papa Francisco al final de la audiencia general. “Me duele profundamente la tragedia del domingo pasado en Nigeria dentro de una iglesia donde fueron asesinadas personas inocentes”, dijo el Papa refiriéndose al tiroteo en la iglesia de Ozubulu, en Nigeria. (Ver Fides 7/8/2017). "Y, por desgracia, esta mañana se le une la noticia de la violencia homicida en la República Centroafricana contra las comunidades cristianas. Espero que cese cualquier forma de odio y de violencia y que no se repitan más crímenes tan vergonzosos perpetrados en lugares de culto donde los fieles se reúnen para rezar. Pensemos en nuestros hermanos y hermanas de Nigeria y de República Centroafricana. Rezamos juntos por todos ellos”. “Varias personas fueron asesinadas en la misión de Gambo entre el viernes 4 y el sábado 5 de agosto”, explica monseñor Aguirre. “Todo comenzó cuando los anti-balaka atacaron el pueblo que, desde hace 4 años, está en manos de los séléka. En los últimos tiempos la violencia de los séléka contra la población local se había acentuado, sobre todo, hacia las mujeres.
A muchas las secuestraron de sus propias casas, en presencia de sus maridos, para después violarlas. El 4 de agosto los anti-balaka entraron en Gambo para expulsar a los séléka”. “Por lo que me han contado, -continúa monseñor Aguirre-, tras la llegada de los anti-balaka intervino la MINUSCA. Los anti-balaka habrían disparado contra los casos azules que reaccionaron de forma desproporcionada, disparando incluso a los civiles. Los anti-balaka se tuvieron que esconder en el bosque y los séléka volvieron a Gambo, donde había un equipo de la Cruz Roja y degollaron a varios trabajadores, hombres y niños”.
“La masacre fue cometida por los séléka pero deriva de la reacción desproporcionada de los soldados de la MINUSCA que, cuando son atacados, reaccionan disparando. Son de gatillo fácil”, denuncia el obispo. “Conozco a gente, como un joven seminarista y su padre, que han sido asesinados por las balas perdidas de la MINUSCA. Es algo que nos entristece”. “Me pregunto cómo, una vez liberado Gambo de los anti-balaka, la MINUSCA, ha dejado de nuevo a la población en manos de los séléka”, relata monseñor Aguirre. “Los llamados “soldados de la paz” que deberían desarmar a todas las facciones centroafricanas, desarman con la fuerza solo a los anti-balaka pero no a los séléka que siempre tienen más armas. Parece haber una complicidad que no entendemos”, concluye el obispo.
(L.M.) (Agencia Fides 10/8/2017)
masacre perpetrada en Gambo, un pueblo a 70 kilómetros de Bangassou”, explica a la Agencia Fides monseñor Juan José Aguirre, obispo de Bangassou tras el llamamiento que hizo ayer, 9 de agosto, el Papa Francisco al final de la audiencia general. “Me duele profundamente la tragedia del domingo pasado en Nigeria dentro de una iglesia donde fueron asesinadas personas inocentes”, dijo el Papa refiriéndose al tiroteo en la iglesia de Ozubulu, en Nigeria. (Ver Fides 7/8/2017). "Y, por desgracia, esta mañana se le une la noticia de la violencia homicida en la República Centroafricana contra las comunidades cristianas. Espero que cese cualquier forma de odio y de violencia y que no se repitan más crímenes tan vergonzosos perpetrados en lugares de culto donde los fieles se reúnen para rezar. Pensemos en nuestros hermanos y hermanas de Nigeria y de República Centroafricana. Rezamos juntos por todos ellos”. “Varias personas fueron asesinadas en la misión de Gambo entre el viernes 4 y el sábado 5 de agosto”, explica monseñor Aguirre. “Todo comenzó cuando los anti-balaka atacaron el pueblo que, desde hace 4 años, está en manos de los séléka. En los últimos tiempos la violencia de los séléka contra la población local se había acentuado, sobre todo, hacia las mujeres.
A muchas las secuestraron de sus propias casas, en presencia de sus maridos, para después violarlas. El 4 de agosto los anti-balaka entraron en Gambo para expulsar a los séléka”. “Por lo que me han contado, -continúa monseñor Aguirre-, tras la llegada de los anti-balaka intervino la MINUSCA. Los anti-balaka habrían disparado contra los casos azules que reaccionaron de forma desproporcionada, disparando incluso a los civiles. Los anti-balaka se tuvieron que esconder en el bosque y los séléka volvieron a Gambo, donde había un equipo de la Cruz Roja y degollaron a varios trabajadores, hombres y niños”.
“La masacre fue cometida por los séléka pero deriva de la reacción desproporcionada de los soldados de la MINUSCA que, cuando son atacados, reaccionan disparando. Son de gatillo fácil”, denuncia el obispo. “Conozco a gente, como un joven seminarista y su padre, que han sido asesinados por las balas perdidas de la MINUSCA. Es algo que nos entristece”. “Me pregunto cómo, una vez liberado Gambo de los anti-balaka, la MINUSCA, ha dejado de nuevo a la población en manos de los séléka”, relata monseñor Aguirre. “Los llamados “soldados de la paz” que deberían desarmar a todas las facciones centroafricanas, desarman con la fuerza solo a los anti-balaka pero no a los séléka que siempre tienen más armas. Parece haber una complicidad que no entendemos”, concluye el obispo.
(L.M.) (Agencia Fides 10/8/2017)
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