Entrevista a Monseñor Ramón Castro Castro, Obispo de la Diócesis
de Cuernavaca para la agencia ZENIT.
Ya que en el estado de Morelos fue el epicentro del pasado sismo del 19 de septiembre, Mons. Ramón Castro Castro, obispo de la Diócesis de Cuernavaca a cargo de esta zona pastoral conversó en exclusiva de sus preocupaciones al ser uno de los estados más devastados.
A más de un mes del terremoto ¿cuál es la situación que prevalece en la Diócesis de Cuernavaca en Morelos?
Les puedo compartir que estamos viviendo algo inédito, algo que todavía no alcanzamos a medir en toda su dimensión, ¿a qué me refiero?…
Por ejemplo; la Catedral iba a cumplir cinco siglos de haber resistido muchos terremotos, había resistido tantas dificultades y estaba siempre de pie, así como todos los Conventos de la Ruta de Pie del volcán, sin embargo; este terremoto atípico vino a derrumbar 320 templos solo en el estado de Morelos, que es la diócesis de Cuernavaca, entonces después de un mes vemos cómo el dolor, la tristeza y la impotencia esta todavía presente en muchos de nuestros corazones pero al mismo tiempo se está compensando con la solidaridad, con la ayuda, con la preocupación de tantos hermanos nuestros mexicanos y del extranjero que nos están demostrando interés, su ayuda.
Ha sido muy muy motivador la ayuda en alimentos, víveres que llegaron de todo el país e incluso del extranjero, principalmente de personas de Estados Unidos.
En un momento sentimos que se derrumbaron nuestros templos, nuestros edificios, nuestras casas, pero que se está fortaleciendo nuestra fe y nuestra esperanza. Esto creo el sismo, algo muy bello de lo que ya podemos hablar. Se fortalece la fe, se fortalece la esperanza, ante esta situación y de ahí vemos lo que dice el dicho mexicano, “no hay mal que por bien no venga”.
¿Cuál es el tipo de ayuda que en este momento necesita su Diócesis?
Hemos terminado una primera fase que es la de emergencia sobretodo en alimentación y el tipo de ayuda que ahora se requiere en todas la diócesis afectadas, ¡es la reconstrucción! Tenemos más de 15 mil hogares sólo en nuestra diócesis que han sido destruidos en su totalidad o parcialmente; 15 mil familias quienes en su mayoría, también han perdido sus empleos; han perdido lo que durante toda una vida con tantísimo esfuerzo habían podido lograr.
Entonces se necesita una reconstrucción, se necesita un lugar donde puedan ubicarse, reunir a su familia y continuar su vida, muchos de los que perdieron sus cosas, han tenido que ir con familiares, otros están en refugios -que han sido preparados especialmente para esto-.
El 26 de octubre el Santo Padre y que conversó con niños en Jojutla, Morelos. ¿Qué significó para usted, el gesto de que el Papa Francisco pusiera una mirada en su Diócesis?
Jojutla es una de las ciudades más dañadas, solamente ahí hubieron 74 muertos y cientos de familias damnificadas y dentro, de uno de los refugios más grandes que hay en la unidad deportiva Niños Héroes, ahí esta Scholas Occurrentes que fueron los que organizaron esta videoconferencia con el Santo Padre, y fue muy bello ver a los niños. Scholas Occurrentes, también llevó este encuentro con el Santo Padre a Tetela del Volcán, Morelos.
Verlo y saber que exclusivamente estaba dedicando este tiempo para ellos fue muy esperanzador, verdaderamente la presencia del sucesor de Pedro en un lugar herido y como el Buen Samaritano que ungía aceite a los corazones de esos niños, y también pues lo hizo en la prisión de mujeres, fueron dos lugares emblemáticos del estado de Morelos de nuestra Diócesis y es la presencia de Pedro entre nosotros que nos viene a confirmar en la fe y a decir no están solos ¡la Iglesia Universal, está con la Iglesia particular¡
Antes de este enlace con el Santo Padre ¿Usted había tenido una comunicación cercana con él?
No, no directamente, la comunicación la hemos establecido a través del Nuncio Apostólico, Mons. Franco Coppola, con el Nuncio hay una relación y de hecho va a visitar nuestra Diócesis, ¡Dios mediante!, el 3 de noviembre.
El Nuncio viene a dos lugares muy representativos de esta desgracia que son: Jojutla en la parte sur del estado y Jaltetenco en la parte oriental, que es donde más gravemente se presentaron las consecuencias del sismo. La presencia del Nuncio es la presencia del Papa y nos va a dar muchísima alegría recibirlo. En Jojutla se va a encontrar con damnificados, va a escuchar sus experiencias, sus tristezas, una especie de catarsis del pueblo ante el representante del Papa y esperamos su mensaje. Igualmente en Jaltetenco, dará la Celebración Eucarística, estos dos momentos son muy significativos para nosotros.
Mensaje final
Yo quisiera compartir con todos mis hermanos que somos una sola Iglesia, somos una sola familia, somos un solo pueblo de Dios, y lo que le sucede a una parte de nuestro pueblo, de nuestra Iglesia Universal, le afecta a toda la Iglesia.
Creo que es algo de lo que siempre debemos sacar una conclusión frente a este tipo de desgracias, pues afectan como ha afectado últimamente no solo a México, sino también a Puerto Rico y a otros lugares.
Que nunca vaya a haber indiferencia en los corazones de aquellos que nos decimos discípulos de Cristo, que esta globalización sea también en el bien, una globalización de la caridad, una globalización de la fraternidad, del amor, porque nadie es tan rico que no pueda recibir nada y tan pobre que no pueda dar algo. Cuando todos estamos bien, cuando todos sentimos esta unidad, creo que el Pueblo de Dios tiene un perfume de Cristo más fuerte y más firme y caminamos con más ánimo y con más fidelidad a las enseñanzas de nuestro Maestro y Señor Jesús.
© Texto de Janet Guadalupe Pedraza, México
de Cuernavaca para la agencia ZENIT.
Ya que en el estado de Morelos fue el epicentro del pasado sismo del 19 de septiembre, Mons. Ramón Castro Castro, obispo de la Diócesis de Cuernavaca a cargo de esta zona pastoral conversó en exclusiva de sus preocupaciones al ser uno de los estados más devastados.
A más de un mes del terremoto ¿cuál es la situación que prevalece en la Diócesis de Cuernavaca en Morelos?
Les puedo compartir que estamos viviendo algo inédito, algo que todavía no alcanzamos a medir en toda su dimensión, ¿a qué me refiero?…
Por ejemplo; la Catedral iba a cumplir cinco siglos de haber resistido muchos terremotos, había resistido tantas dificultades y estaba siempre de pie, así como todos los Conventos de la Ruta de Pie del volcán, sin embargo; este terremoto atípico vino a derrumbar 320 templos solo en el estado de Morelos, que es la diócesis de Cuernavaca, entonces después de un mes vemos cómo el dolor, la tristeza y la impotencia esta todavía presente en muchos de nuestros corazones pero al mismo tiempo se está compensando con la solidaridad, con la ayuda, con la preocupación de tantos hermanos nuestros mexicanos y del extranjero que nos están demostrando interés, su ayuda.
Ha sido muy muy motivador la ayuda en alimentos, víveres que llegaron de todo el país e incluso del extranjero, principalmente de personas de Estados Unidos.
En un momento sentimos que se derrumbaron nuestros templos, nuestros edificios, nuestras casas, pero que se está fortaleciendo nuestra fe y nuestra esperanza. Esto creo el sismo, algo muy bello de lo que ya podemos hablar. Se fortalece la fe, se fortalece la esperanza, ante esta situación y de ahí vemos lo que dice el dicho mexicano, “no hay mal que por bien no venga”.
¿Cuál es el tipo de ayuda que en este momento necesita su Diócesis?
Hemos terminado una primera fase que es la de emergencia sobretodo en alimentación y el tipo de ayuda que ahora se requiere en todas la diócesis afectadas, ¡es la reconstrucción! Tenemos más de 15 mil hogares sólo en nuestra diócesis que han sido destruidos en su totalidad o parcialmente; 15 mil familias quienes en su mayoría, también han perdido sus empleos; han perdido lo que durante toda una vida con tantísimo esfuerzo habían podido lograr.
Entonces se necesita una reconstrucción, se necesita un lugar donde puedan ubicarse, reunir a su familia y continuar su vida, muchos de los que perdieron sus cosas, han tenido que ir con familiares, otros están en refugios -que han sido preparados especialmente para esto-.
El 26 de octubre el Santo Padre y que conversó con niños en Jojutla, Morelos. ¿Qué significó para usted, el gesto de que el Papa Francisco pusiera una mirada en su Diócesis?
Jojutla es una de las ciudades más dañadas, solamente ahí hubieron 74 muertos y cientos de familias damnificadas y dentro, de uno de los refugios más grandes que hay en la unidad deportiva Niños Héroes, ahí esta Scholas Occurrentes que fueron los que organizaron esta videoconferencia con el Santo Padre, y fue muy bello ver a los niños. Scholas Occurrentes, también llevó este encuentro con el Santo Padre a Tetela del Volcán, Morelos.
Verlo y saber que exclusivamente estaba dedicando este tiempo para ellos fue muy esperanzador, verdaderamente la presencia del sucesor de Pedro en un lugar herido y como el Buen Samaritano que ungía aceite a los corazones de esos niños, y también pues lo hizo en la prisión de mujeres, fueron dos lugares emblemáticos del estado de Morelos de nuestra Diócesis y es la presencia de Pedro entre nosotros que nos viene a confirmar en la fe y a decir no están solos ¡la Iglesia Universal, está con la Iglesia particular¡
Antes de este enlace con el Santo Padre ¿Usted había tenido una comunicación cercana con él?
No, no directamente, la comunicación la hemos establecido a través del Nuncio Apostólico, Mons. Franco Coppola, con el Nuncio hay una relación y de hecho va a visitar nuestra Diócesis, ¡Dios mediante!, el 3 de noviembre.
El Nuncio viene a dos lugares muy representativos de esta desgracia que son: Jojutla en la parte sur del estado y Jaltetenco en la parte oriental, que es donde más gravemente se presentaron las consecuencias del sismo. La presencia del Nuncio es la presencia del Papa y nos va a dar muchísima alegría recibirlo. En Jojutla se va a encontrar con damnificados, va a escuchar sus experiencias, sus tristezas, una especie de catarsis del pueblo ante el representante del Papa y esperamos su mensaje. Igualmente en Jaltetenco, dará la Celebración Eucarística, estos dos momentos son muy significativos para nosotros.
Mensaje final
Yo quisiera compartir con todos mis hermanos que somos una sola Iglesia, somos una sola familia, somos un solo pueblo de Dios, y lo que le sucede a una parte de nuestro pueblo, de nuestra Iglesia Universal, le afecta a toda la Iglesia.
Creo que es algo de lo que siempre debemos sacar una conclusión frente a este tipo de desgracias, pues afectan como ha afectado últimamente no solo a México, sino también a Puerto Rico y a otros lugares.
Que nunca vaya a haber indiferencia en los corazones de aquellos que nos decimos discípulos de Cristo, que esta globalización sea también en el bien, una globalización de la caridad, una globalización de la fraternidad, del amor, porque nadie es tan rico que no pueda recibir nada y tan pobre que no pueda dar algo. Cuando todos estamos bien, cuando todos sentimos esta unidad, creo que el Pueblo de Dios tiene un perfume de Cristo más fuerte y más firme y caminamos con más ánimo y con más fidelidad a las enseñanzas de nuestro Maestro y Señor Jesús.
© Texto de Janet Guadalupe Pedraza, México
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