(ZENIT – Ciudad del Vaticano).- “Sean el hospital de campaña más
cercano para los abandonados de nuestro tiempo”. Así lo indica el papa Francisco en la carta de agradecimiento enviada a sor Dorina Tadiello, superiora provincial en Italia de las Misioneras Combonianas, autora del libro Matthew Lukwiya. Un médico mártir de Ébola, recientemente publicado por EMI.
En el libro, la religiosa narra la historia de este valiente médico ugandés, su compañero de trabajo en Lacor Hospital de Gulu, en el norte de Uganda, durante la epidemia de Ébola que golpeó el país a principios del año 2000. Fue precisamente durante el ejercicio de su profesión que el doctor Lukwiya contrajo el virus mortal que le llevó a la muerte.
“El doctor Matthew Lukwiya se dedicó con gran valor al cuidado de los enfermos de Ébola. Conocer su historia me ha hecho mucho bien”, afirma el Pontífice en la carta, subrayando la valentía del médico que hace crecer su “esperanza por el futuro de África que puede contar con tantas mentes y corazones generosos capaces de curar las heridas de muchos pobres que para nosotros son la carne de Jesús”.
El papa Francisco también agradece a sor Tadiello por la obra realizada por ella en Uganda como misionera y como médico, animándola a ella y a sus hermanas a “imitar la compasión de Jesús que sana y regenera la humanidad”.
cercano para los abandonados de nuestro tiempo”. Así lo indica el papa Francisco en la carta de agradecimiento enviada a sor Dorina Tadiello, superiora provincial en Italia de las Misioneras Combonianas, autora del libro Matthew Lukwiya. Un médico mártir de Ébola, recientemente publicado por EMI.
En el libro, la religiosa narra la historia de este valiente médico ugandés, su compañero de trabajo en Lacor Hospital de Gulu, en el norte de Uganda, durante la epidemia de Ébola que golpeó el país a principios del año 2000. Fue precisamente durante el ejercicio de su profesión que el doctor Lukwiya contrajo el virus mortal que le llevó a la muerte.
“El doctor Matthew Lukwiya se dedicó con gran valor al cuidado de los enfermos de Ébola. Conocer su historia me ha hecho mucho bien”, afirma el Pontífice en la carta, subrayando la valentía del médico que hace crecer su “esperanza por el futuro de África que puede contar con tantas mentes y corazones generosos capaces de curar las heridas de muchos pobres que para nosotros son la carne de Jesús”.
El papa Francisco también agradece a sor Tadiello por la obra realizada por ella en Uganda como misionera y como médico, animándola a ella y a sus hermanas a “imitar la compasión de Jesús que sana y regenera la humanidad”.
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